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«Ha sido un verano muy tranquilo, pero no se puede decir muy alto porque en cuestión de minutos puede cambiar todo...». El equipo de socorristas de las playas de Gijón disfruta de una calma chicha una vez concluida la temporada estival, la de menos sobresaltos en cuestión de trabajo de los últimos años. «Y eso que las playas tuvieron muchísima afluencia», dice Flor Palacio, jefa del servicio de Salvamento del Ayuntamiento.
Desde el 16 de septiembre únicamente las playas urbanas tienen servicio de socorristas a diario. Esa vigilancia de los arenales se mantendrá hasta el 15 de octubre, ya que por primera vez se amplía la temporada de baños en otoño, al igual que sucedió con el adelanto del inicio el 15 de mayo. «Los bañistas asiduos lo agradecen, son muchos los que se bañan en la escalera 2 y la Escalerona y nos lo han dicho, que se sienten más tranquilos con nosotros aquí», dice Pablo Fuertes, uno de los más veteranos del equipo de Salvamento.
En lo que va de temporada no han tenido ningún sobresalto importante. No se han registrado ahogamientos y tampoco han tenido que hacer ninguna intervención de reanimación cardiopulmonar por infartos o indisposiciones por lo que «si la cosa sigue así, podremos colgar el ramo de laurel», el símbolo del fin de temporada sin fallecimientos. «Pero lo dicho, no nos podemos confiar», inciden, siempre en alerta porque la situación se puede complicar en un momento.
Lanzan una recomendación: «Bañarse donde hay olas es garantía de que la marea te va a arrastrar hacia la arena, en cambio donde no se forman olas y la gente piensa que es una zona más tranquila, hay corrientes de agua que salen mar adentro». Esas corrientes se producen en la playa de San Lorenzo en los extremos (una de ellas la de San Pedro en la que en 2020 murió un joven arrastrado por la mar) y también en la zona central de la bahía. «En la zona centro de forma habitual solemos delimitar un canal de salida para prohibir el baño, aglutinar a los surfistas y para entrada nuestra para así aumentar la seguridad». Fue precisamente en esa zona central de la playa, a la altura de la escalera 7 donde en 1978 fallecieron siete niños procedentes de Zamora en el suceso más trágico registrado en San Lorenzo. Era finales de mayo y faltaban apenas unos días para que comenzase la temporada de baños, por lo que no había salvamento en la playa.
Pero si por algo se ha caracterizado este verano ha sido por la aparición de unas invitadas sorpresa. O no tanto. Las medusas han causado gran expectación en los arenales, sobre todo en San Lorenzo, donde la especie 'Rhizostoma luteum' dejó estampas peculiares por el gran tamaño que alcanzan los ejemplares, de aproximadamente un metro de longitud. En julio fueron las carabelas portuguesas, que obligaron a cerrar al baño varios días por su peligrosa picadura. A finales de agosto y principio de septiembre fueron las 'Rhizostoma', mucho menos temibles. «Para ir adaptándonos a los cambios del Cantábrico habíamos asistido al principio de verano a un curso en el Acuario para conocer las nuevas especies que puedan aparecer y precisamente unas de las que estudiamos fueron éstas», anota Palacio.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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