Los vecinos de Cimavilla reclaman la vuelta de la Policía de barrio

«El barrio tiene muchas calles peatonales a las que no se puede llegar en coche, por eso creemos que lo mejor es la Policía de barrio, que pueda actuar de forma disuasoria antes de que se concentren cientos de personas», dice. El presidente vecinal señala que el botellón «ya no solo lo hacen en el Cerro o en las pistas», también se registra «por casi todas las calles del barrio, en los portales, apoyan los vasos en las ventanas, generan ruidos, molestias... Además este es un barrio antiguo con muchas casas de planta baja y parece que se meten en las viviendas de lo cerca que están».

A su juicio, la solución no pasa por «sitiar el barrio y cerrar hasta los accesos como paso en 2013 cuando entró en vigor la normativa que prohibía beber fuera de los espacios de las terrazas, porque de aquella afectó mucho a los hosteleros de la zona, pero tiene que haber una presencia disuasoria para que no se llegue a aquellos límites que había hacía años». La problemática del botellón «quedó en suspenso durante los meses del toque de queda, pero ahora ha vuelto y más que antes por el cierre de los bares, aunque es verdad que antes con los bares abiertos también se juntaba gente fuera de ellos».