
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El número de urgencias atendidas en el Hospital de Cabueñes se dispara. Se incrementó el año pasado un 5% con respecto al ejercicio anterior, 2022. Y un 8% con respecto a 2019, antes de que la pandemia redujera notablemente las urgencias en todos los hospitales, también en el gijonés, por temor al contagio. Ese incremento puede aparentar ser poca cosa. Pero no lo es. En términos absolutos, los 109.260 casos de 2023 -se incluyen en esta cifra las 19.473 urgencias pediátricas atendidas el año pasado- suponen casi 4.000 más que en 2022. 7.000 más que antes de la irrupción de la covid-19. «Es una cifra altísima», asegura la jefa del servicio, Marisa Pérez Otero, que advierte de que el crecimiento de las urgencias «es exponencial». Su número aumenta mientras la población, en Asturias, se reduce. Y hay varias causas que lo explican. Por un lado, una población cada vez más envejecida, con enfermedades crónicas. Por otro, una sociedad que «demanda inmediatez» en la resolución de sus problemas de salud. Lo resume perfectamente Pérez Otero cuando habla de una atención, la urgente, que «los mayores requieren y los jóvenes exigen». En el caso de las urgencias pediátricas, el número se mantiene estable con respecto a años precedentes.
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El dolor abdominal fue la patología más frecuentemente vista por el personal de Urgencias el año pasado. Le siguen las infecciones del tracto urinario, las infecciones respiratorias, las gastroenteritis y las lumbalgias. Se atendieron además 400 intoxicaciones etílicas en mayores de 14 años (en un centenar de los casos, superaban los 65 años). Siendo más frecuentes los fines de semana, son situaciones que «te puedes encontrar cualquier día».
En una escala que establece la inmediatez en la atención (el denominado sistema Manchester de triaje), los casos son clasificados por colores. Empezando por abajo, los 'blancos' y 'azules' (con los que la atención se puede demorar hasta cuatro horas) apenas representan el 2% de todas las urgencias de 2023. 'Verdes' (que se deben ver en menos de dos horas) hubo un 32%. Los 'amarillos' (menos de una hora para ser atendidos) fueron los más frecuentes: un 50%. 'Naranjas' (los que han de ser vistos por el médico en menos de diez minutos y, según Marisa Pérez, «los que requieren más tiempo de atención»), fueron el 15% del total. De los 'rojos' (a los que hay que atender de forma inmediata) «hubo muy pocos. Suelen ser pacientes intubados, del código ictus o del código corazón. Ese paciente pasa directamente a la sala de paradas».
En lo que respecta a los pacientes pediátricos, prácticamente el 75% fueron clasificados como verdes. «Es mucho menos frecuente que los niños tengan una patología grave», explica la jefa de Urgencias de Cabueñes.
El tiempo transcurrido desde que el paciente entra por admisión hasta que (en el mejor de los casos) vuelve a salir por la puerta fue el año pasado, de media, de tres horas y media. Es una hora menos que el año anterior pero la intención de la jefa del servicio es mejorar aún más esos tiempos. También reconoce que «es una media alta» los 50 minutos que, de promedio, esperan los pacientes desde que han sido triados hasta que les ve el médico. No obstante, «no es real porque lo que se computa es la hora a la que el médico abre la historia clínica» y ese es un trámite que los facultativos suelen hacer una vez explorado ya el paciente, aclara..
Del total de pacientes que el año pasado pasaron por Urgencias de Cabueñes, el 43% tenían entre 16 y 64 años. Le siguen, por grupo de edad, los mayores de 65 (fueron el 38%). Entre los 0 y los 15 años fueron el 20% de los atendidos.
Lo que ocurre en Cabueñes no es una excepción. Como en todos los hospitales, el servicio de Urgencias vive los lunes a mediodía las jornadas de mayor demanda asistencial de la semana. «Creo que la gente aguanta el fin de semana sin ir al médico y el lunes, si el médico de cabecera no puede verle, acaban en Urgencias». Los martes también suelen ser días «intensos». Del total de atenciones urgentes prestadas el año pasado, el 43% fueron en horario de mañana, el 40% por la tarde y el 17% por la noche. Por meses, diciembre se llevó la palma por la elevada circulación de virus respiratorios -«ahí sí que es cuando los pacientes tienen que venir a Urgencias», remarca Marisa Pérez-, seguido de marzo y octubre. El mes más liviano en cuanto a carga de trabajo fue septiembre.
Cerca del 15% de los pacientes adultos que acudieron a Urgencias el año pasado acabó ingresado en el hospital. Es una cifra muy similar a la de años anteriores. De ellos, una cuarta parte en el servicio de Medicina Interna. Le siguen Ginecología, con un 10%, y prácticamente empatados en cuanto a porcentajes, Cirugía General, Digestivo, Neumología, Pediatría y Traumatología. En los casos de pacientes pediátricos, el porcentaje de ingresos hospitalarios desciende al 5%.
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