Luis Rubio, ante un retrato de Jovellanos. JOAQUÍN PAÑEDA
Luis Rubio, presidente del Ateneo Jovellanos, dejará el cargo en noviembre

«La única espinita clavada es no haber logrado atraer a gente joven al Ateneo»

«Por la pandemia hubo que aplazar proyectos, pero solo cerramos en los meses del confinamiento. El resto del tiempo hubo actividad permanente»

LAURA MAYORDOMO

GIJÓN.

Sábado, 26 de marzo 2022, 14:29

Luis Rubio (Navamorcuende, Toledo, 1944), presidente del Ateneo Jovellanos, anunció el jueves a su junta directiva y luego a los asistentes a la asamblea general ordinaria su decisión de abandonar el cargo en noviembre, cuando cumpla los tres años de su mandato. Ahora le toca ... descansar, disfrutar de los suyos, jugar al golf sin prisas y volver a cantar en el coro de la Inmaculada.

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-¿Qué respuesta tuvo cuando lanzó la bomba en la asamblea?

-Jajaja, lo primero, de bomba nada. Y respuesta... ninguna, todo el mundo calló.

-¿Por qué se va?

-Porque estoy bastante cansadín. Dedico a esto muchas horas y creo que tres años de presidente y seis de vicepresidente ya está bien. Es hora de dar el relevo.

-¿Cómo ve el proceso sucesorio?

-No veo absolutamente nada. No tengo ni idea de si alguien quiere presentarse. Pero que sepan que estoy aquí para ayudar en lo que me pidan, por supuesto.

-Ha sido un mandato especialmente complejo el suyo, con una pandemia por medio...

-Sí, han sido tres años condicionados totalmente por la pandemia. Aunque solo durante los meses que estuvimos confinados el Ateneo estuvo cerrado, el resto del tiempo tuvimos actividad permanentemente. Pese a las dificultades, seguimos. Fuimos de los únicos que más o menos mantuvimos la programación.

-¿Y la gente respondió?

-Sí, sí, a pesar de que entre los socios, por ser gente mayor, podía haber miedo a acudir a los actos, la verdad es que respondieron. Ahora ya estamos como nunca, haciendo del orden de tres actividades a la semana casi todos los meses. Con mucho trabajo y esfuerzo, eso sí.

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-¿La pandemia les obligó a adaptarse en más de una ocasión?

-Sí, cuando hay una dificultad pero tú quieres seguir con la programación no te queda más remedio que adaptarte de la mejor forma. Lo que traté fue de mantener el nivel. Responsables municipales nos han agradecido que siguiéramos trabajando en esos tiempos tan delicados.

-¿Hubo que dejar algún plan aparcado?

-Sí, habíamos previsto un ciclo de tres conferencias sobre la Universidad Laboral que hubo que aplazar y que al final haremos el mes que viene. También hubo que aparcar un homenaje a la profesora de las ursulinas Luisa Balanzat. Lo tenemos pendiente.

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-¿Qué espinita se le queda clavada tras este mandato como presidente?

-(Risas). Ninguna, yo ya soy muy mayor, estuve cincuenta años trabajando en el aeropuerto y fue cuando me jubilé cuando me liaron para coger esto. Aunque bueno sí, diría que la única espinita clavada que me llevo es que no hemos logrado atraer a gente joven al Ateneo. Por más que lo he intentado, no lo he conseguido.

-¿Ha habido más bajas que altas?

-Por desgracia, nuestros socios son mayores, en su mayoría, y hay un goteo permanente de bajas. Ahora somos unos 400. Sin su apoyo y empuje, el Ateneo se acaba. Les estoy muy agradecido, como a los miembros de la directiva. Todos se han portado muy bien.

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-¿Qué tal la salud económica de la entidad?

-Las cuentas están saneadas. No es para tirar cohetes, pero hay superávit. Procuramos que los gastos no sean muchos. Estamos ahí, peleando como podemos porque no tenemos subvención ninguna, vivimos de las cuotas de los socios, que son ridículas. Tenemos un convenio con el Ayuntamiento pero el dinero va íntegro a un programa que a ellos les interese también, y siempre tenemos que poner dinero encima.

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