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«Para triunfar en Emulsa hay tres formas: tener la tetas grandes, un buen enchufe o saber chuparla bien». El rijoso comentario se lo hizo el capataz de jardinería despedido de forma procedente por acoso sexual, a la trabajadora eventual a su cargo y a la que debía evaluar su desempeño laboral en ese momento. Fue en la primavera de 2021 en el parque fluvial y en presencia de otra compañera con discapacidad.
La mujer fue una de las dos víctimas del capataz que testificaron este miércoles en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Social número 1 por la demanda laboral contra Emulsa de J. J. V. B., superior jerárquico inmediato del capataz. Este mando, actualmente de baja, ha sido sancionado por una falta muy grave, que conlleva suspensión de seis meses de empleo y sueldo, acusado de encubrir las prácticas de su subordinado y amigo. El abogado del demandante, el laboralista Carlos Huerres, pidió la suspensión de la sanción por defectos de forma en la comunicación de la misma y reclamó asimismo una indemnización de 15.000 euros por daños morales a su cliente. El letrado llamó a declarar al exgerente Alfonso Baragaño, al jefe de servicio Javier Merás y a la directora de Recursos Humanos, Marta González.
Las dos mujeres acosadas sexualmente por el capataz, que ya han sido citadas por la Fiscalía, relataron 'el modus operandi' de Serafín con ellas y afirmaron que este encargado era conocedor de los excesos y conductas inapropiadas del trabajador despedido, ya que superior y subordinado tenían despachos prácticamente contiguos en el centro de trabajo de Los Pericones. Una de las víctimas declaró ante el juez que el capataz «me pellizcaba en la espalda y me ponía la mano en el hombro y me encerró en cuartos con él». «Primero se interesó por conocer mi situación personal y luego empezó a hacer proposiciones para que le acompañara a comer un cachopín a Ruedes», expuso ante el juez. La llevaba a desayunar o la trasladaba a su domicilio en furgoneta cuando llovía para dar a entender entre el resto del grupo de trabajadores que había algún tipo de relación entre ellos. «El encargado observaba estos hechos a diario. Su oficina está pegada a la zona donde el capataz me mandaba tareas que no hacía nadie más y que no tenían que ver con mi empleo como echar comida a los peces del acuario, limpiar las alfombrillas o el salpicadero de su furgoneta. A veces me decía 'finge y haz como que barres con el escobón' para que no parezca mal», narró la mujer, a quien el capataz fotografiaba continuamente.
La trabajadora también mencionó una conversación que mantuvo con el encargado del acusado, en diciembre de 2021, donde el pozo de tormentas de El Natahoyo y en presencia de otra compañera que ayer ratificó su versión ante el juez. «Si sabes lo que pasa conmigo por qué vienes a preguntarme», le espetó la víctima, que explicó que en ese momento ella tenía miedo a hablar de lo que le había sucedido porque por circunstancias personales tenía miedo a perder el trabajo y porque en ese momento tenía que evaluarla como capataz suplente en Moreda la mujer de su acosador sexual.
La otra víctima de acoso sexual que llamó a declarar el abogado de Emulsa, Antonio Sarasúa, fue otra joven, que relató que el acusado «nos aislaba a las nuevas eventuales que llegábamos a Los Pericones y nos mandaba hacer trabajos a solas con él. Te traía y te llevaba en su vehículo. Venía con la comida de casa para evitar que me invitara a ir a algún sitio con él. Me tocaba las caderas o intentaba hacerme cosquillas o abrazarme». La víctima también explicó que el capataz de jardinería consiguió su número privado de móvil para hablar con ella fuera del trabajo y presionarla para quedar. «Me presionó para ir a comer con él a La Camocha y al Botánico y le dije una vez que sí, pero avisé a una amiga para que estuviese pendiente. Comimos y me bajó hasta mi coche. Tenía actitudes cercanas y me marché», comentó la joven, que también expuso que conversó con el encargado sobre el asunto. El resultado fue que el encargado acusado le retiró la palabra cuando volvieron a coincidir.
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