MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Jueves, 22 de octubre 2020, 00:13
Una de las medidas incluidas en el borrador del plan contra la contaminación del aire en la zona oeste de Gijón es desaconsejar el tránsito de camiones con graneles por la avenida del Príncipe de Asturias, algo que alarma al sector del transporte. «Nos tendrán ... que dar alguna alternativa. Si no vamos por Príncipe de Asturias, ¿por dónde vamos a El Musel», plantea Alejandro García Monjardín, presidente de Cesintra. Recuerda el gran retraso acumulado del acceso portuario por Jove y apunta que si no pueden usar Príncipe de Asturias «el puerto quedaría secuestrado. No lo entendemos. Antes de anunciar alguna medida hay que buscar soluciones y no las hay. Cualquier alternativa que se plantee no va a ser a corto plazo».
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De la misma opinión es José Fernández, presidente de la Unión Independiente de Transportistas Autónomos de Asturias (UITA), pues cree que si se lleva a cabo esta medida «se paraliza el puerto». No obstante, confía en que este planteamiento al final quede en nada, ya que se puso sobre la mesa «muchas veces». Lo que tiene claro es que «cuando aumenta la contaminación los primeros que pagan el pato son los camiones. Y eso que ahora usamos Euro5 y Euro6, que son los que menos contaminan».
Por todo ello, Fernández achaca la polución no al tránsito de camiones por La Calzada, sino a la gestión de los graneles en el puerto. «Es por el polvillo de los graneles, que no los riegan. Creo que el problema se debe al tratamiento de la mercancía en El Musel. Así está el sector del transporte, que somos el patito feo en todas las polémicas», recrimina su portavoz.
Tampoco los grupos ecologistas se fían de este nuevo plan contra la contaminación de la zona oeste. Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies, lo califica como «un brindis al sol, porque concreta poco y muchas cosas dependen de las empresas privadas, que no tienen vocación inversora». También reclama mayor transparencia y más participación ciudadana, al tiempo que critica las medidas previstas para ArcelorMittal y la térmica de Aboño cuando aún no terminaron las obras que tienen previstas.
«Llueve sobre mojado. Somos muy escépticos porque no vemos que se avance», indica Pontigo, al tiempo que se pregunta «¿por qué en Avilés se han cubierto los graneles sólidos y en El Musel no se ha hecho?».
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Francisco Ramos, de Ecologistas en Acción, hace hincapié en la correcta ubicación de las estaciones de control de la calidad del aire, pero cree que «la clave no es tanto hacer un nuevo estudio sino tomar medidas concretas para los problemas». «O empezamos por ahí o no vamos a obtener resultados».
También considera que el puerto gijonés cuenta con una autorización ambiental integrada «desfasada. Con la ampliación, el movimiento de graneles es más disperso, sin control de dónde se ubican». Otro elemento fundamental para rebajar la contaminación es, en su opinión, «el nuevo acceso a El Musel por Jove, que lleva paralizada desde 2015».
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Pero Ramos tampoco acepta que ArcelorMittal no vaya a realizar las medidas que le impondrá el plan cuando se apruebe, como adelantar la instalación del filtro de mangas en el sínter B, ya que «lo prevé su nueva autorización ambiental. Si la Administración lo permite, podría ser prevaricación».
Ambas organizaciones ecologistas están analizando en profundidad el borrador del plan con el objetivo de presentar sus alegaciones.
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