Transportes quiere compensar el fiasco de Jove con una obra que empezó en 2017

El desdoblamiento de dicha carretera, que forma parte de los accesos al puerto de El Musel y a la Zona de Actividades Logísticas e Industriales (ZALIA), ya estuvo en obras. En 2017, el entonces ministro de Fomento, el popular Íñigo de la Serna, visitó la ciudad para poner la primera piedra de una obra que estaba presupuestada en 33 millones de euros y que llevarían a cabo la constructoras Sando y Copisa. Pero a principios de 2018, cuando sólo se había ejecutado el 4% de la obra, hubo que interrumpir los trabajos al aparecer diferentes servicios, como líneas eléctricas, telefónicas, de fibra óptica y tuberías de abastecimiento y saneamiento que no aparecían en los planos y no fueron detectadas a la hora de redactar el proyecto.

El siguiente paso fue en 2020, cuando se resolvió el contrato para que se redactara un nuevo proyecto que tuviera en cuenta todos los inconvenientes que habían aparecido. La adjudicación de la redacción del proyecto tuvo lugar en marzo de 2022 y se concedió a TPF Getinsa-Euroestudios Sociedad Limitada, por 1,2 millones de euros y un año de plazo para entregar el proyecto.

Este proyecto se encuentra ahora mismo a la espera de superar la tramitación ambiental simplificada (ya ha sido remitido al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) y someterse después a información pública. Eso se debe a que la modificación de la legislación ambiental obliga a las administraciones a someter a evaluación todos los proyectos que están redactando.

Por lo tanto, a la vista de cómo ha ido esta obra no parece que sea muy justo tenerla ahora en cuenta como una compensación a la ciudad por el fiasco del vial de Jove, ya que se puede decir que ya era una obra 'gijonesa' que estaba llamada a agilizar el tránsito de los 32.000 vehículos que la utilizan a diario, mucho de ellos de gran tonelaje. Pero, como se ha dicho, este proyecto aún tiene que pasar varios trámites, a pesar de que en octubre de 2023 la entonces ministra Raquel Sánchez aseguró que el proyecto estaría en información pública antes de que finalizase ese año. Pero recordemos que también fue la ministra que aventuró la inmediata adjudicación de un vial de Jove soterrado para dar acceso al tráfico pesado del puerto de El Musel.

Sea como fuere, el desdoblamiento del tramo Lloreda-Veriña sigue a la espera y los ciudadanos aún ven lejos que esta carretera convencional se transforme en una autovía de 3,5 kilómetros de longitud tras 40 meses de obras desde su adjudicación. La duplicación permitirá dotar a la GJ-10 de las características de autovía, al tiempo que se remodelará el enlace de Lloreda, se rediseñará el enlace de La Peñona y se construirá un nuevo semienlace de conexión en la glorieta de Veriña.

La necesidad de duplicar esta carretera tampoco es que surgiera hace poco. En concreto, ya formaba parte del proyecto de construcción de la llamada ronda oeste, que consistía en una autovía de acceso a El Musel. Se trataba de duplicar la calzada entre Lloreda y Tremañes, pero prolongando la autovía hasta El Musel. Lo curioso es que este proyecto comenzó a gestarse en 1993 y sólo dos años después ya estaba elaborado el proyecto de trazado. Como el que se está elaborando ahora, aquel proyecto preveía una velocidad máxima de circulación de 80 kilómetros por hora. Además, proyectaba enlaces en Lloreda, el Centro de Transportes de Gijón y en la glorieta de El Arbeyal.

Pero a partir de 2005, ambos proyectos (desdoblamiento de la GJ-10 y vial de Jove) se desligaron uno de otro para que se pudieran desarrollar de manera separada.