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M. MORO
GijÓn.
Sábado, 15 de febrero 2020, 01:43
El arquitecto Vicente Díez Faixat (Gijón, 1950) tiene estos días el teléfono móvil que echa humo. No para de recibir llamadas de apoyo. Su padre, José Díez Canteli, fue quien dirigió las obras de construcción entre 1948 y 1957. Dice que él y Luis Moya ... sufrieron en vida «lo inimaginable, pese a que nadie fue capaz de acusarles de nada».
-¿Qué es lo que más le ha indignado de lo que ha escuchado y leído estos días?
-Todo lo dicho sobre la historia negra del origen de la Laboral es absolutamente falso y obsceno.
-Explíquese.
-Ni trabajó gente como esclava ni en el proceso constructivo hubo asomo de corrupción. Mi padre era quien firmaba las certificaciones y nunca lo hubiera permitido. Los trabajadores eran personas contratadas por empresas. Toda la ejecución fue objeto de causas en el Tribunal Supremo, quedando perfectamente documentada en sentencias, informes periciales y posteriormente en trabajos de tesis la exquisita limpieza de las obras. Todo lo abonado está rigurosamente certificado y auditado. Además, lejos de ser una obra emblemática del franquismo, el propio dictador ignoró ostensiblemente este proyecto. Decían que giraba la cabeza para evitar verla cuando pasaba por delante, para visitar a los Vereterra, por haberla promovido Girón.
-¿Qué le diría a la alcaldesa y al concejal de Cultura?
-Que dimitan. Me duele ver este nivel de mediocridad y demagogia entre quienes nos gobiernan.
-Usted también participó en la conversión del complejo en Ciudad de la Cultura.
-Nunca lo he dicho en público, pero sería muy conveniente que el PSOE solicitase una auditoría neutral de todo lo relacionado con sus proyectos y obras.
-¿Qué otras leyendas ha escuchado de la Laboral?
-Decían que el cuero de las butacas del teatro era de camello. Por cada dos butacas medio camello. Todas estas fabulaciones las contaban los guías del recinto. En una ocasión, estando yo con un grupo de arquitectos, el guía que nos tocó dijo que «todos los que salen en esos frescos están muertos» y yo le repliqué «aquel es mi padre y hablé con él hace un rato».
-¿Cuál fue, según su padre, la parte más compleja de la obra?
-La cimentación de la torre, por el terreno. Mi padre lo comparaba con el puré de guisantes.
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