Las trabajadoras invisibles de la Ciudadela

El trabajo nos identifica y nos sitúa socialmente. Bajo esta premisa, a través del testimonio de quienes durante casi un siglo habitaron la Ciudadela de Capua, la exposición 'El tiempo del trabajo' realiza un recorrido por los oficios que desempeñaron tanto los hombres como las mujeres del patio.

Existía una gran diferencia entre el trato que se le daba al trabajo femenino y al masculino. Por eso, la exposición se divide en dos sectores: por un lado, la sala que reúne los testimonios de los hombres: cocheros, repartidores, pescadores, mineros, albañiles... Y, por otra parte, están las historias de las mujeres, denominadas en la muestra 'las trabajadoras invisibles'. Una catalogación que hunde su origen en que la mayor parte de las veces, las labores que las mujeres realizaban fuera de su hogar no eran registradas en el censo. Su rol social de ayuda y de cuidado familiar -papel que se les asignaba en los siglos XIX y XX- provocaba que estuviese mal visto que saliesen a trabajar. Tanto era así que «se excusaban por ello», explicó Nuria Vila, historiadora, junto a Miguel Barrero, director de la Fundación Municipal de Cultura, en la presentación de la muestra. Sentían que trabajar fuera del hogar era sinónimo de descuidar a su familia. Por ello, aunque se les ofreciesen peores condiciones solían elegir trabajos cerca de sus casas.

A pesar de esto, eran muchas las mujeres que cada día salían por la puerta de la Ciudadela en busca de ingresos. Muchas veces porque el trabajo de sus maridos no era suficiente. «Mi madre trabajó siempre en varios sitios a la vez. Mi padre era muy 'repunante' y no se sujetaba a los patronos. Estuvo en los balnearios, lavando la ropa...», ejemplifica Pilar Rúa, vecina de la Ciudadela entre 1938 y 1961, cuyo testimonio se recoge en la muestra.

Eran muy diversos los oficios que tenían las mujeres del patio: lavanderas, costureras, pescaderas, cigarreras, limpiadoras... Pero todas compartían algo en común,, y es que, la distinción entre el tiempo de trabajo y el de ocio de la que gozaban los hombres, para ellas no existía. Cuando regresaban a sus casas de trabajar, tenían que encargarse de las labores del hogar y de los niños, narra la muestra, que retrata cómo era la vida de los habitantes del patio. Una ciudadela, la de Capua, uno de los modelos de vivienda obrera colectiva más representativo en toda Europa.

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