Torrecaballeros trata de volver a la normalidad

La despedida multitudinaria de la pequeña presuntamente asesinada a manos de su madre tras años de batalla judicial por la custodia, sirvió para aliviar las heridas, muy abiertas aún.

No es la primera vez que la tragedia azota a este pueblo segoviano de 1.300 habitantes, muy próximo a la sierra de Guadarrama y refugio de fin de semana de muchos madrileños. En 2011 otro luctuoso suceso también sacó a todos los vecinos para mostrar su repulsa. Fue cuando un residente de la localidad mató a tiros a su mujer, de 49 años y a su hijo de 16, para luego acabar suicidándose. «En aquella ocasión se demostró que el pueblo estaba muy unido y con Olivia también», considera el alcalde Rubén García, del PSOE, elegido hace ocho años y amigo personal de Eugenio. «Si de algo estoy satisfecho es de cómo se ha comportado la gente en la concentración delante del Ayuntamiento, en el funeral, en el cementerio, todos estábamos a una, a despedir a nuestra Olivia, sin que hubiese cabida para nada más que no fuese arropar a la familia y que sintiesen que estamos aquí para lo que necesiten», dice, aún emocionado, con los ojos empañados por las lágrimas desde que el lunes conociese la fatal noticia.

José María Fernández es uno de los vecinos de Torrecaballeros que ha visto crecer a Eugenio y a su hermana Inma y ahora llora la pérdida de la pequeña, «una cría muy alegre que las temporadas que pasaba en el pueblo era una delicia, siempre la veías contenta, jugando sus primas». «Los abuelos, Mari y Eugenio son muy, muy buena gente, solo hay que ver cómo estaba de afectado todo el mundo por lo que les ha pasado, el pueblo tardará tiempo en recuperar la alegría». Ayer se retomaron las clases y las jornadas laborales, pero con la sonrisa de la pequeña Olivia en las mentes y los corazones de todos.