El mirador de la Torre de Reloj ofrece las mejores vistas panorámicas de la ciudad. Desde su sexta planta, a la que solo se puede acceder por escalera, se puede divisar desde Cimavilla hasta La Calzada, pasando por San Lorenzo, Poniente, los edificios de Begoña o 'el Santón'. En días de buena visibilidad, la mirada puede extenderse más allá de La Providencia. Sin embargo, actualmente, solo quienes trabajan en el Archivo Municipal, que se ubica en este histórico inmueble desde 1992 –tras su reedificación como Torre del Reloj en 1989–, pueden disfrutar de este espectáculo. «Sinceramente, subimos poco hasta aquí, ya que el trabajo del equipo del Archivo Municipal está en las dependencias de abajo», reconoce María Muñiz, directora de Área Ciudadana, Participación y Cooperación.
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EL COMERCIO ha visitado las entrañas de esta torre, situada detrás del Palacio de Revillagigedo y que forma parte de las postales de la ciudad con su colorida fachada. Lo hace tras conocerse que el Ayuntamiento de Gijón tiene en mente nuevos planes para este inmueble cuyo germen se remonta a 1572 y que antes de ser destruido fue utilizado como Consistorio, pero también como cárcel y como atalaya desde la que se anunciaban incendios. De salir adelante las previsiones municipales, la Torre del Reloj añadirá un nuevo capítulo en su amplio historial y se convertirá en atractivo turístico. El Ayuntamiento, tal y como avanzó este periódico, prevé abrir al público su mirador. Para ello, deberá trasladar el Archivo Municipal que allí funciona (en un edificio anexo) desde hace 32 años y buscar nueva ubicación para su abultado volumen de documentación. Una de las opciones que se barajan es llevarlo a El Natahoyo, al edificio sociosanitario donde ya hay unas 8.000 cajas con documentos del propio archivo municipal. Sin embargo, como apunta el concejal de Participación, Atención a la Ciudadanía, Mercados y Consumo, Guzmán Pendás (PP), la decisión de llevarlo a El Natahoyo aún no es firme. Lo que sí está claro es que «el Archivo Municipal es una auténtica joya y nos gustaría que el público pudiera disfrutar de él». Pendás habla incluso de organizar seminarios, visitas escolares, jornadas: «La gente debe conocer las maravillas que aquí se conservan y que se conservan muy bien».
Lo cierto es que la Torre del Reloj alberga solo una parte del Archivo Municipal, la considerada más histórica, con documentación que data del año 1500 hasta 1961. En cifras, más de 160 metros lineales de estanterías, el equivalente a 1.500 cajas, ademas de 30.000 libros de la biblioteca histórica.
Xilberto Llano es el nuevo jefe del Archivo Municipal. Acaba de llegar a Gijón procedente del archivo de Tineo. Lo hizo el pasado 26 de septiembre, en sustitución del anterior archivero, Eduardo Núñez, que se jubiló. Llano aún está aterrizando en su nuevo destino y conociendo el material sobre el terreno, pero estima que «para disponer de una buena ubicación que logre conservar en buenas condiciones todo lo que hay en el Archivo Municipal serían necesarios unos 2.200 metros cuadrados». Ahora mismo, la falta de espacio en la Torre del Reloj ha obligado a dispersar la documentación en otros tres espacios ubicados en la plaza de la Soledad, la Pescadería Municipal y el edificio de servicios sociosanitario de El Natahoyo. Ahora mismo, se estima que el Archivo Municipal cuenta con más de 25.000 cajas con documentación.
Dicho experto detalló que «la documentación más antigua del Archivo Municipal de Gijón es contemporánea al momento de construcción de la conocida como Torre del Reloj, cuya reparación y reconstrucción solicitaba en 1590 el regidor Toribio Menéndez Valdés». Con la construcción en la segunda mitad del siglo XIX de la Casa Consistorial y de la cárcel de El Coto, «la torre fue perdiendo sus funciones y quedando como almacén municipal hasta su destrucción en diciembre de 1911 como parte de la campaña de saneamiento de la villa».
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En fotos del siglo XIX, abunda, la Torre aparece con sus muros casi ciegos, con una cubierta a cuatro aguas y con una campana en la cumbrera sostenida por una estructura de forja. En la década de los 80 del pasado siglo, las actuaciones del Plan Arqueológico de Gijón pusieron al descubierto los muros de arranque de la torre, superpuestos a las fortificaciones romanas de la villa. En 1989, el proyecto de rehabilitación de la zona arqueológica de la muralla romana en Cimavilla, redactado por los arquitectos Francisco Pol y Fernando Nanclares, abordó la reconstrucción de la Torre del Reloj incorporando el elemento emblemático de la esfera del reloj y concebido como espacio anejo al edificio destinado a alojamiento del Archivo Municipal recuperado en 1989, «fundamentalmente como posible espacio de exposición de los documentos históricos más valiosos y con la última planta como un mirador de la ciudad».
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