MARLA NIETO
GIJÓN.
Domingo, 1 de septiembre 2019, 02:26
La realidad de los combates de gladiadores que se celebraban allá en el siglo IV a. C. dista mucho de lo que, habitualmente, suele verse en las películas y en las series. Así lo destacaron los componentes de la organización Kérberos, encargados de realizar recreaciones ... históricas de lo que fueron aquellas batallas humanas. Ayer lo demostraron en el Museo de la Villa Romana de Veranes, disfrazados con trajes de la época y con las armaduras y herramientas de lucha que se utilizaban para llevar a cabo esas peleas. «Normalmente, en la ficción, se enfocan los combates a vida o muerte, sin embargo no era así. Al principio sí se hacían algunos, porque comenzaron como algo ceremonial, para honrar a los fallecidos. Entonces se enfrentaban hasta morir o se provocaban heridas con los 'juegos de sangre'. Pero con el tiempo fue cambiando el concepto, los políticos prefirieron verlo como algo más lúdico, que entretuviese», explicó uno de los socios de la entidad, David Díaz.
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Por su parte, Juan Majada, fundador de Kérberos, se encargó de explicar con detalle la 'panoplia', el conjunto de armaduras y armas que llevaban los gladiadores: «Las elaboraban para dar un mayor espectáculo, de forma que aportasen ventajas y desventajas. Por ejemplo, el gladiador denominado 'secutor', llevaba un casco al que las redes no se enganchaban, pero tenía el inconveniente de que apenas podía ver». Éstos se enfrentaban a los 'retiarios', otro tipo de gladiadores, quienes, en este caso, «combatían a cara descubierta». Las armas variaban a medida que se acercaban a las grandes ciudades: «Las que se usaban en Roma eran más pequeñas que las de las provincias. Esto era así porque consideraban que cuanto más pequeñas, más refinadas le resultaban a los espectadores que acudían» a ver las luchas de gladiadores.
Al que resultaba ganador, una esclava le recogía el sudor para elaborar con él un perfume muy preciado, por el que se pagaban altas cantidades de dinero.
Los visitantes que acudieron ayer a Veranes descubrieron también en qué consistían los llamados conviviums, «cenas que se realizaban en las villas de lujo con todo tipo de exquisitos alimentos», según contó la directora de Museos Arqueológicos, Paloma García. Además, Dalia Alonso, miembro de la Asociación Peplo y que hace el papel de esclava, ofreció todos los detalles sobre el proceso de elaboración de los productos cosméticos que usaban los romanos.
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