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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Domingo, 14 de noviembre 2021, 01:33
Los efectos del cambio climático en las ciudades son cada vez más palpables. Uno de ellos es el importante incremento del riesgo de inundaciones tanto por repentinas crecidas de los caudales de los ríos como por el aumento del nivel del mar. A Gijón le ... pueden afectar estos dos peligros, máxime teniendo en cuenta que, según los expertos, el cambio climático incrementa la frecuencia de fenómenos extremos.
La Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha elaborado mapas de peligrosidad y de riesgo de inundación para los próximos cien años como una herramienta fundamental para basar los planes de gestión. Se han hecho tanto para zonas costeras como para los diferentes caudales de la región, delimitando las zonas con alta probabilidad de inundación, probabilidad media y escenarios extremos. Se ve que el anunciado incremento del mar por el aumento de las temperaturas es una de las amenazas más patentes a las que se enfrenta Gijón. Se han elaborado planos sobre las zonas afectadas y queda claro que el centro de la ciudad y la primera línea de costa en la playa de San Lorenzo serían las más afectadas, así como el entorno del Museo del Ferrocarril, causando un grave perjuicio no solo a los vecinos sino a la actividad económica de esas áreas.
En el modelo de riesgo medio de zona inundable por efecto tanto de la subida del nivel del mar como por el oleaje se tiene en cuenta una altura del agua máxima de 6,4 metros. Esa situación provocaría que quedara anegada por la mar una lengua de terreno delimitada por la iglesia de San Pedro, se adentraría por la Pescadería Municipal hacia la calle San Antonio, alcanzando la plaza del Carmen y Donato Argüelles, para volver hacia la costa por una línea imaginaria que iría desde la plaza del Seis de Agosto hasta el cruce de Capua con Marqués de Casa Valdés. A partir de ahí, también quedaría afectada una franja de terreno de algo más de cien metros de ancho desde la playa de San Lorenzo hacia el interior de la ciudad. El entorno del Museo del Ferrocarril también se vería inundado y el último espacio afectado por la crecida de la mar estaría en el este de la playa. Sería todo el terreno comprendido entre la línea costera y otra imaginaria entre el puente del Piles y el Sanatorio Marítimo.
Los estudios realizados por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico indican que la población estimada en la zona inundable gijonesa llega a los 5.739 vecinos. Los efectos negativos llegarían no solo a las playas de San Lorenzo y Poniente sino a viviendas y establecimientos comerciales. Las aguas llegarían a equipamientos como la Pescadería Municipal, la capilla de San Lorenzo y torre de los Jove Hevia, el Centro de Cultura Antiguo Instituto, la antigua Escuela de Comercio, la Biblioteca Jovellanos, el Museo del Ferrocarril, así como a los locales hosteleros del entorno de Bellavista. Pero el grueso del perjuicio se lo llevarían edificios del entorno urbano.
¿Por qué son esas zonas? Ni que decir tiene que porque se trata de las más bajas, con una cota media de 3 metros sobre el nivel de la pleamar y una cota máxima de 3,07. Hay otras zonas en el oeste de la ciudad que también se podrían ver dañadas, pero se da la circunstancia de que las protege el puerto de El Musel, con lo que el oleaje no llegaría a alcanzarlas.
Los mapas del Plan de Gestión del Riesgo de Inundación aportan aún más datos. En Gijón existe el riesgo de que una inundación por efectos marítimos afecte a 124 hectáreas de terreno. Eso tendrá un impacto económico que ha sido calculado en 116,5 millones de euros. No es descabellado pensar que la ciudad está abocada a sufrir un episodio de estas características antes de que finalice el siglo XXI.
Pero también hay que tener en cuenta el comportamiento de los ríos, ya que lo más probable es que Gijón padezca una inundación fluvial-marina. Según los datos históricos, la ciudad ha sufrido 17 inundaciones graves, la última de ellas en enero de 2015. Si se llegaran a conjugar los efectos de la mar y de los ríos, las inundaciones podrían alcanzar todo el entorno de El Humedal, así como las instalaciones feriales, deportivas y recreativas del entorno del Piles.
Las previsiones son tozudas y cada vez está más claro que a finales de siglo el nivel del mar en Gijón habrá aumentado entre 65 centímetros y metro. Eso ya no se discute, al igual que el cambio de las mareas y el aumento de la fuerza con la que las olas baten contra la costa, incrementando la erosión. Los expertos creen que las defensas con las que se han dotado las ciudades contra la mar no serán suficientes y el propio jefe de la demarcación de Costas en Asturias, Fernando de la Torre, alertó en una jornada de debate sobre el Muro celebrada en marzo que la ciudad cuenta con una importante ventaja, como es la anchura del paseo del Muro. La solución podría pasar por retirar la fachada del frente marítimo, sacrificando la anchura del paseo, para permitir que la playa subsista.
Esta drástica solución, muy criticada en su momento, tiene una razón de ser y es que construir protecciones rígidas no siempre es lo mejor, sobre todo cuando existe una playa, ya que acarrea fenómenos indeseados porque la arena se desplaza mar adentro y queda una línea de costa más abrupta. Lo que sí parece que resultará una buena defensa contra los embates de la mar es la ampliación del puerto de El Musel, pues las previsiones de los expertos apuntan a que solo se verá afectado el dique de la explanada de Aboño, a la par que protege la zona oeste del concejo.
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