«El Sporting a Primera y las mascarillas... a la papelera»

Eran las 20.30 horas y la plaza Mayor, repleta, esperaba ansiosa una cita que la pandemia eliminó la edición anterior. Conchita y Sardi anunciaron desde el balcón consistorial, el inicio del Antroxu. Los cambios en los protocolos sufrieron la mofa de los pregoneros: «Agora llevo mascarilla. Pero na calle quítesla. Pero con xente vuelves a ponela. Y pa mexar ponesla». Buscaron a la alcaldesa que no atendía a sus llamadas y concluyeron que «Ana va tar nel muro xugando al cascayu. Pues qu'aproveche a xugar que al muru-y queden dos partíos». Muy orgullosos de la ciudad se mostraron Proto y Colo porque «como tien que ser, que Xixón ye una ciudá moderna, abierta, que nun tolera les agresiones machistes, nin la homofobia, nin la transfobia, nin la LGTBIfobia, ni toa esa mierdona, que eso ye puxarra y nun lo queremos pa Xixón», lo que arrancó los aplausos de los gijoneses.

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A ellos los vieron «muy guapos antraxos y animaos», lo que pidieron para el equipo de fútbol, que espabile un poco que parece que está «faciendo la desescalada». Y animó al respetable a declamar: «El Sporting a primera y las mascarilllas... a la papelera». Estrofas cantadas para el metrotrén, «un pufo»; para el Muro, «como salga mal va a haber la de coyer», y para el asturiano: «Cuidadín que ta la cosa que si sí, que si non».

Y asuntos pendientes para recordar: «A ver la nueva estación de los trenes si no la lían tamien». Un recuerdo para Urdangarín y la Infanta y para Pablo Casado. Aplausos sonoros en toda la plaza en su grito de «No a la guerra». Fue el principio de una noche caliente y criticona en la que apareció Jerónimo Granda a poner verdes al clero: «Que nos vende el Vaticano entre rezos y oraciones»; a políticos de unos y otros bandos: «Va a gobernar mi tía con Putin y la Cía»; a la monarquía y, en especial, a Urdangarín: «No hay nada como ir a la cárcel, se liga, se sale en el 'Hola' y se cobra derechos de autor». Y a los banqueros, a los que calificó de trapaceros, bandoleros y ratoneros» entre otras lindezas. Hubo tiempo para un homenaje a la tortilla de patata y un grito final: «Viva León independiente».