«Solo espero que esto no le vuelva a pasar a nadie», dice el joven tras el juicio

«Tenemos ya gana de pasar página, tirar adelante y hacer nuestra vida». Yolanda Fernández, la madre de Germán, aseguraba ayer en el Palacio de Justicia que llevan «cuatro años que han sido un calvario, el juicio supone por lo menos un antes y un después para cerrar una etapa».

Llegaron «un poco nerviosos». «Germán siempre está contento y feliz, pero en los últimos días estaba nervioso, no comía, no dormía, teníamos ya ganas de que pasase este día», comentaba su madre.

El propio Germán aseguraba no recordar la cara de sus agresores, a los que pocos minutos después tendría a escasos metros en los pasillos del juzgado. «Solo espero que esto no vuelva a pasar, que la gente no beba alcohol y haga estas cosas porque mira lo que me ha pasado a mí...», comentaba, siempre con la sonrisa en la cara.

El acuerdo que alcanzaron la fiscalía, la acusación particular y las cuatro defensas evitó que la víctima tuviera que declarar en la Sección Octava de la Audiencia Provincial y relatar lo que había ocurrido aquella madrugada en la que su vida cambió drásticamente. «No recuerdo nada, mi mente lo ha borrado, mejor...», decía a la entrada.

Su abogado, Gonzalo Botas, una vez rubricado el acuerdo en la sala de vistas, lamentó que «la Justicia no haya sido capaz de determinar quiénes fueron todas las personas que participaron en los hechos», manteniendo que «hubo diez o doce personas implicadas, que no se han podido identificar, no deja de ser un fracaso de la Justicia». Según él, no fue una pelea espontánea a la puerta de un bar, sino que se atiene a una «extraña costumbre de estar en un bar y provocar peleas multitudinarias», abundó. Botas concluyó: «Me gustaría que se den cuenta de que lo que han hecho es una barbaridad».

Con el acuerdo se pone fin a cuatro años y tres meses de procedimiento judicial.