Solidaridad «básica» para salir adelante

El albergue dispondrá desde hoy de alimentos por valor de 2.000 euros, que se han obtenido a través de la solidaridad de ciudadanos anónimos, pero también de los responsables de la asociación y de la Vocalía de la Mujer, que han hecho un esfuerzo económico equiparable a la mitad del importe total donado.

Un esfuerzo del que Florencio Martín se siente especialmente orgulloso: «El albergue pertenece a Laviada y Laviada no se concibe sin su albergue. Sentimos mucha felicidad por haber participado en este proyecto».

Fueron palabras que celebró Cristina Avella, que agradeció la implicación de los vecinos para colaborar con el albergue Covadonga, que a pesar de las restricciones sanitarias que implica la lucha contra la pandemia continúa con su labor de acogida: «Tras la reducción del aforo, atendemos a 55 personas y a tres familias con menores a cargo».

Aun así, Avella lamentó que los indicadores señalen que al menos en Gijón, todavía al menos 91 personas pasan la noche sin un techo que les cubra, y les animó a que acudan al albergue, ya que, recalcó, les puede proporcionar una solución en un plazo corto de tiempo.

Además, el Club Rotario de Gijón distribuyó 4.200 kilos de patatas entre el albergue Covadonga, el Banco de Alimentos y Proyecto Hombre.

También donó pantallas protectoras anticovid para que diversos colectivos sociales las puedan instalar en sus respectivos locales.

El presidente del Club Rotario, Manuel de Pedro González, consideró que estas donaciones sintetizan la esencia de la entidad gijonesa, «el ayudar a sus habitantes cuando más lo necesitan» en alusión a los efectos económicos a los que se han visto abocados muchos ciudadanos como consecuencia de la pandemia. Los rotarios insistieron en que esta no será la última ayuda porque colaborar con los desfavorecidos «es parte de su espíritu» concluyó el presidente.