Siete años y tres meses de cárcel para el jesuita acusado de abusar de una alumna

Además de la pena de cárcel, la condena recoge la inhabilitación en cualquier tarea docente ni relacionada con menores durante seis años, al cumplimiento de la libertad vigilada durante cinco año años y tres meses -una vez cumplida la pena de prisión-, así como la prohibición de acercarse y comunicarse con la víctima por un plazo de siete años y tres meses. En concepto de responsabilidad civil, le impone el pago de 15.000 euros a la perjudicada por los daños morales causados. La joven, que a día de tiene 28 años, padece un trastorno ansioso depresivo como consecuencia de los hechos que se han considerado probados.

El procesado, de 50 años, señaló en el juicio que tal relación había existido, pero solo a partir de los 16 años de ella (cuando ya no se consideraría delito) y que era consentida por ambas partes. El fallo de la Audiencia Provincial puede ser recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

La Fiscalía solicitaba para el procesado, que llegó a ser superior de la orden de la Compañía de Jesús en La Rioja y que en la actualidad está apartado, una condena de ocho años de prisión.

El abuso habría comenzado en 2008. «En aquella época, ella contaba 13 años de edad, atravesaba un momento difícil, pues estaba próximo el juicio de divorcio de sus padres (se habían separado cuando ella tenía cinco años) y debía declarar, sintiéndose abrumada por todo lo que le pasaba y con la sensación de que la gente de su edad no la entendía. Aprovechando esas circunstancias, se convirtió en un adulto de referencia para ella», señala la sentencia. Mantenían contacto por las redes sociales y él comenzó a intimar con ella, diciéndole frases como que la quería. Fue tiempo después, cuando la alumna tenía 14 años, cuando mantuvieron las primeras relaciones íntimas, primero en el propio colegio y luego en parques públicos y en el coche de él. «En febrero de 2012 ella intentó romper la relación, no siéndole posible por la dependencia emocional tan grande que le unía a él», añade. La relación concluyó en septiembre de ese año, cuando la víctima pasó a la Universidad. Fue años después, en 2019, cuando interpuso la denuncia con la intención de que ninguna otra joven tuviera que vivir lo que pasó ella. También ese año fue denunciado por hechos similares por otra joven de Logroño, caso aún pendiente de resolución.

La Compañía de Jesús, una vez conocida la sentencia contra J. E. M., envió un comunicado a todas las familias de alumnos, a nivel nacional en el que mostraban el respeto «a la decisión judicial» y el deseo de que «contribuya a hacer justicia». Reiteraba, además, «a la víctima y a la sociedad la petición de perdón por el dolor que un miembro de la Compañía de Jesús haya podido causar». «Manifestamos, una vez más, nuestra disposición a escuchar, acompañar y tratar de restaurar la dignidad de cualquier víctima de abusos». «Una vez concluido el proceso judicial reiniciaremos el proceso canónico que se inició al tener conocimiento de la situación».

Entre las medidas cautelares de la orden está la prohibición de utilizar sus redes sociales y de ausentarse de la comunidad de Madrid en la que reside desde que fuese apartado de su cargo de superior de la orden en La Rioja. Tampoco puede mantener trato con menores directamente ni por cualquier medio digital.