Por segundo año consecutivo, Lara Martínez (Gijón, 1978) ha tenido que afrontar como responsable de la actividad festiva un verano marcado por las restricciones y del que se han vuelto a caer citas como la Noche de los Fuegos. Pese a ello, se ha elaborado ... un programa que combina eventos de aforo reducido con la oferta procedente de diversos festivales musicales.
-¿La programación es la mejor posible o se pudo hacer más?
-Lo que se ve es el resultado final. Pero no se ve un proceso que estuvo plagado de pasos adelante y atrás, lógicos en la situación que estamos. Las restricciones han ido cambiando y hemos tenido que ir adaptándonos. Pero se ha hecho todo lo posible y más y el resultado es el mejor.
-¿También si se compara con otras ciudades?
-Yo no soy partidaria de comparar, y menos este año. Cada ciudad tiene su realidad y Gijón es Gijón, con sus circunstancias. Y más en una situación como esta, pues aunque la pandemia tiene unas características iguales para todos, después hay una incidencia particular en cada territorio.
-¿Por qué los promotores privados organizan conciertos con artistas de relieve nacional y un aforo amplio, pero Divertia no?
-Es una cuestión de coordinación y cooperación público-privada. El Ayuntamiento, al no poder celebrar una Semana Grande al uso, decidió que la prioridad eran los barrios y las actuaciones de pequeño formato para que hubiera en toda la ciudad, todo el verano.
-¿Los festivales han salvado la oferta veraniega?
-No es cuestión de que nadie salve a nadie. Es una cuestión de cooperación. Y muchos de esos festivales no podrían llevarse a cabo sin la colaboración del Ayuntamiento. Se trata de trabajar conjuntamente en una situación muy complicada y con el objetivo común de que Gijón sea un referente del norte a nivel de festejos.
-¿Es un modelo a mantener?
-Toca repensar el modelo de festejos y llevamos tiempo trabajando en ello. El que vimos el año pasado y este, en el que los barrios tienen más peso y hay una actividad continuada, es la primera consecuencia de ese replanteamiento. Y también hay que ser conscientes de que la situación es muy distinta al Gijón de los 90, cuando los festejos se organizaban de otra manera. Ahora tienen que convivir, coordinarse y cooperar la iniciativa pública y la privada.
-¿Renunciará el Ayuntamiento a organizar grandes conciertos?
-Gijón nunca renuncia a nada, siempre trabaja para mejorar. Y la situación del año que viene, esperemos que sin pandemia, será fruto del trabajo que estamos haciendo ahora. Hay algo que es incuestionable, que es el mantenimiento de los eventos de pequeño formato repartidos por toda la ciudad. Y los grandes formatos, veremos cómo los organizamos. Evidentemente, la iniciativa privada tiene que tener su espacio. Pero la pública también tiene la responsabilidad de facilitar el acceso y la participación de toda la ciudadanía en esos festejos. No son incompatibles.
Sin pregón tradicional
-A menos de un mes para la Semana Grande, ¿puede sumar aún nuevas actividades?
-Iremos trabajando en ello. Es un periodo en el que pueden suceder muchas cosas. Lo que no hay previsto es ningún evento que pueda implicar aglomeración de personas. Sería una irresponsabilidad y tenemos casos recientes de otras ciudades donde se han generado graves problemas.
-¿Estudian que haya pregón?
-Insisto en que le daremos vueltas a todo, pero siempre priorizando acciones responsables. Un pregón no deja de ser un espacio y un tiempo de encuentro de la ciudadanía. Y ahora mismo esas circunstancias no se pueden dar en el formato tradicional.
-¿Y podrían en otro formato?
-Podrían hacerse muchas cosas, estamos trabajando en ello.
-¿Qué habrá la noche del 14 al 15 de agosto?
-Lo mismo que hubo en Pamplona por San Fermín, en Alicante por San Juan y en Valencia en Fallas. Es una pena y como gijoneses nos duele, pero este año es lo que toca. No creo que nadie a día de hoy se pueda plantear que el 14 de agosto haya cualquier tipo de actividad que genere aglomeraciones en la calle.
-Y en un año, ¿no se pudieron estudiar alternativas o sistemas para controlar el aforo?
-¿Y qué control de aforos se puede hacer cuando ese día de media hay unas 300.000 personas en la calle? Si alguien tuviera una fórmula mágica, estaríamos dispuestos a estudiarla. Pero hay que ser realistas, serios y honestos. No se pueden controlar aforos de 300.000 o de 100.000 personas. Y la normativa del Principado establece que en un nivel de alerta 1 la afluencia máxima para cualquier evento son 10.000. Es evidente que hablamos de algo absolutamente imposible.
-¿Veía bien la propuesta de instalar casetas en la calle durante la Semana Grande?
-Era una actividad que generaba consenso y el Ayuntamiento estaba dispuesto a apoyarla. Pero suponía una aglomeración de gente considerable y la patronal dejó claro que económicamente, con esta situación, no era viable.
-¿Las habrá en 2022?
-De aquí a 2022 hay una eternidad y no sabemos qué puede pasar. También el año pasado presuponíamos que este sería un verano normal.
Personalidad propia
-¿Sería como hacer un San Mateo ovetense en Gijón?
-Gijón no es Oviedo, ni tampoco otra ciudad. Tiene su personalidad propia, pero eso no quiere decir que no tengan cabida actividades de ese tipo, siempre dentro de las características de Gijón. Las cosas habrá que estudiarlas y analizarlas para ver qué encaje tienen.
-¿El Festival de Cine podrá recuperar este año la normalidad?
-Esperemos que en parte sí. En el Teatro Jovellanos, que es una de sus sedes importantes, ahora mismo se permite un aforo del 70% que deseamos que como mínimo se pueda mantener. Aunque también habrá de nuevo una parte 'online', que el año pasado funcionó muy bien.
-¿Cómo es su relación con el director del FICX, Alejandro Díaz Castaño?
-Muy buena, como siempre.
-¿Tiene su confianza?
-Absoluta. Cuando termine esta edición empezará a trabajar en la que viene. Si el resultado es bueno, las cosas no tienen por qué cambiar.
-¿En qué ha notado Divertia la escisión del Jardín Botánico?
-Lo importante es lo que ha supuesto para el Botánico, que ha visto fortalecida su parte científica, divulgativa e investigadora.
-¿Y por qué se ocupa aún Divertia de eventos como Nocturnia o las Noches Mágicas?
-Porque nuestro objeto social es organizar las actividades lúdicas de la ciudad, independientemente del espacio donde se hagan.
-¿Cuál será y cuándo se dará el siguiente paso en la separación de áreas de Divertia?
-Estamos trabajando para que lo siguiente sea la parte de Turismo. Y lo recomendable en estos casos es que coincida con el cambio de año, el 1 de enero.
-¿Se va a mantener el nombre de la empresa municipal?
-Las cosas tienen que hacerse con la mirada puesta en el largo plazo. Cuando Turismo ya no forma parte de ella, quedará reformular toda la parte de Cultura de la ciudad, por una cuestión de practicidad. Hay cuestiones en la burocracia del Ayuntamiento que chocan frontalmente con la agilidad que necesitan determinadas áreas de Cultura. Hablamos de un cambio estructural muy profundo y se valorarán cosas más importantes que el nombre. Pero 'Divertia' es una marca que no tiene arraigo y con quien muy pocas personas se sienten identificadas.
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