21 de agosto de 1936. La avenida Hermanos Felgueroso estaba cortada con parapetos y barricadas en pleno asalto al cuartel de Simancas (al fondo ardiendo), justo entre el palacete de García Rodríguez y la droguería Cantábrica. Constantino Suárez (MPA)
Los secretos de las calles de Gijón: avenida Hermanos Felgueroso

El camino a la mina de La Camocha

La subida a Ceares fue dedicada a los tres hermanos que hicieron la primera explotación minera de Gijón

Viernes, 1 de noviembre 2024, 22:35

Así es, la antigua subida a Ceares era el camino que hacían los hermanos Felgueroso para ir a la explotación minera que descubrieron en el prado de la vaca Mocha allá por 1901. El Ayuntamiento, en 1932 —coincidiendo con las primeras extracciones—, le dedicó esta calle a Víctor, Constante y Secundino Felgueroso González entre la avenida de la Costa (perpendicular al parque de Begoña) y la cruz de Ceares.

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¿Se dan cuenta de ese espacio de acera entrante que hay en la esquina izquierda? Ahí hubo un caserón, con casa de caseros incluida, que era el palacete decimonónico del vizconde de Campogrande. Posteriormente, desde antes de la República, fue la recordada Escuela Politécnica —era una de las mejores de Asturias—, bajo la dirección de Víctor Manuel Prendes Pérez.

Finalmente, tanto el caserón como unas naves art déco que habían sido una fábrica de luz propiedad de Victoriano Alvargonzález, a la altura de la actual sidrería Guaniquei, fueron el destino elegido en 1920 por la droguería Cantábrica (oficinas y almacenes respectivamente). Toda esa mitad norte de la primera manzana fue ocupada por la droguería, colindando con el edificio imperialista de tipo cuartel con patio interior accesible desde la calle Cabrales, en cuya esquina estuvo durante años la tienda de deportes Camblor. Vendían perfumes, pintura, lentes para cámaras, productos químicos para revelar fotos, barnices, aceite para la iluminación doméstica, etc.

1956. Placita de madera desmontable para las novilladas de las fiestas rectorales. Archivo de la Inmaculada; 1920. Colegio de la Inmaculada visto desde la huerta del Patronato San José, a la derecha estaría el bar Nador. Anónima; 2019. Teatro-cine del Patronato San José en perfecto estado de conservación. Rafa Suárez.

La manzana de la derecha, donde estuvo peleterías Marta, era el palacete de los promotores de El Fumeru, Alberto García y Emilia Rodríguez, tras el cual se hizo el estudio de arquitectura de su hijo Manuel García Rodríguez. Los edificios que le suceden, uno rosa y otro azul, al ser recrecidos hace pocos años se pudo ver cómo estaban hechos en mampostería. Un poco más arriba tenía salida la Carrera Hevia desde 1927; una prueba ciclista de 100 km, organizada por Jesús Hevia desde su garaje, que pasaba por Villaviciosa, Infiesto y Pola de Siero.

Tres secretos en uno

Un poco más adelante nos encontramos la actual jefatura de la Policía Local, que fue obra de José Avelino Díaz y Fernández-Omaña. ¿Sabían que este arquitecto, autor de obras como la Escalerona y el Monte de Piedad, aprovechó la torre de 1933 como único vestigio en pie tras el arrasamiento de la contienda incivil para hacer el nuevo edificio racionalista? Edificio que fue, antes que comisaría, el parque de bomberos. Un secreto más ignoto aún: ¿sabían que el patio fue un espacio de ocio de acceso público los fines de semana? Allí entrenaban y competían a nivel regional los bomberos convirtiéndolo en una cancha de baloncesto y de voleibol. Lo último y no menos curioso: este edificio se compartió con usos colegiales de niños y niñas.

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Cine y toros

Qué decir del colegio de la Inmaculada. Daría para un libro. Por ello enumeraremos varias cosas curiosísimas que poca gente conocerá. Se inauguró en 1890 y los jesuitas, favorecidos por un alumnado viajado y de distinguido pedigrí, introdujeron allí el futbol en un campo de hierba un decenio más tarde. Hacia 1912 también se hizo un enorme pabellón transversal al actual campo sintético, que era un teatro-cine con uno de los mayores aforos de Asturias (700 espectadores). El cine, que era mudo, se amenizaba con una pianola que aún se conserva. Curioso: también hubo pedreas de gallos y novilladas. Cuando la República disolvió la Compañía de Jesús y les incautaron sus bienes: este colegio fue convertido en cuartel [de Simancas], en instituto [Jovellanos] y en hospitalillo. De hecho, los famosos e importantísimos bocetos coleccionados por Jovellanos se trasladaron allí y allí se perdieron durante la guerra. Aquí se originó el alzamiento militar que derivó en la Guerra Civil.

Casa Justo, la inolvidable sidrería, tenía una cancha de llave reglamentaria donde se competía a nivel regional desde la década de 1940, ¿a que no lo sabían? Del mismo modo que en el bar Nador, más arriba (n.º 43), que fue una de las más importantes de Asturias desde 1920.

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Enfrente, otro enorme colegio religioso como el Patronato San José también tenía cine, dirigido a sus alumnas internas. Mejor que decir tenía: tiene. Porque lo que nadie sabe es que se conserva una joya de teatro-cine que permanece tal cual. Con planta de herradura, piso de entresuelo, escenario con telones, la cabina de proyección y las máquinas originales.

Una cosa curiosa que experimentó el que suscribe realizando el libro de los cines de Gijón de la que volvía del estudio de maquetación: ¿se han fijado alguna vez que en su extremo final es secante a Ramón y Cajal? Eso significa que ambas nacen en un mismo punto pero se van abriendo sin ir paralelas. Si bajas por una acabas en Begoña y si bajas por la otra acabas en Los Campos. ¡Nos vemos en las calles!

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