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Empezaremos al revés, vamos a saber primero en qué calle nos encontramos y luego veremos quién le dio nombre.
¿Nunca se han preguntado o les ha llamado la atención que una calle, asimétrica además, ya que no tiene fachada opuesta al otro lado —su límite meridional es el río Piles—, tenga tantos grandes espacios de ocio municipales y dos centros de enseñanza públicos? El parque Inglés, el recinto ferial Luis Adaro, el museo del Pueblo de Asturias, el palacio de los deportes, el colegio e instituto de El Piles. ¿Creen que en condiciones normales se daría tal concentración de suelo reservado a espacios con tanta superficie?
La explicación es que no, no es normal, el hecho de que convivan aquí todos estos espacios públicos juntos es porque catastralmente se dieron las condiciones para ello. Desde el siglo XVI, la vega derecha del río Piles, una gran superficie inundable de suelo llano, eran bienes de comunes, es decir, pastos comunales para el aprovechamiento ganadero de los parroquianos de Somió. Por esta razón, como hemos explicado hace pocos meses que algo así sucedió con el proceso urbanizador de la Universidad Laboral, fue quedando a lo largo de los siglos un gran reservorio de suelo en poder municipal.
Una cosa más, para situarnos geográficamente. Este vial es la frontera suroccidental de la parroquia de Somió de la mano del Piles. Estos antiguos pastos comunales reciben por nombre El Pisón, que es el barrio de la parroquia de Somió más en contacto con el casco urbano junto con la Ería del Piles. Por tanto, que sepan que si ponen un pie en la acera urbanizada: estarán en Somió. El 'Atlas del Rey Planeta', dibujado por el cosmógrafo portugués Pedro Teixeira, en 1624, muestra cómo el Piles no tenía el cauce tan al norte (eso fue tras las sucesivas canalizaciones), presentaba un bosque de ribera del que hoy solo persiste un vestigio donde el Rastro y tampoco había nada de caserío a su alrededor.
Ahora sí, ¿quién le ha dado nombre a esta calle? Pues el doctor Alexander Fleming, el padre de la penicilina, quien salvó a la humanidad después de descubrir, en 1928, cómo un hongo, el 'Penicillium notatum', había crecido en un cultivo bacteriano que realizó y se olvidó recogerlo al irse de vacaciones. Al regresar y verlo probó a aislarlo y de ahí surgió una nueva sustancia: la penicilina. Cualquier enfermedad o herida infectada era una causa ineludible de muerte en todo el mundo. Algo impensable hoy en día gracias a Fleming y su olvido. En 1943 se empezó a comercializar la penicilina, llegó a España al año siguiente y en 1945 se le concedió el premio Nobel a Fleming. Fleming tiene en el frontero parque de Isabel la Católica el primer monumento del mundo a su figura, inaugurado el 18 de septiembre de 1955 con la presencia de su viuda Amalia.
Vayamos de oeste a este. Un gijonés que llegó a ser vicepresidente del gobierno, ministro de Economía, director del FMI y presidente de Bankia: Rodrigo Rato ¿les suena? Pues donde hoy se encuentra el hotel Abba estuvo, hasta finales de la década de 1980, el enorme chalet amarillo de sus padres. Justo a su lado, recuerda el director de nuestro periódico que realizó el reportaje del último pozo de péndulo que hubo en todo este entorno. Esos pozos fueron muy habituales en los prados y huertas del primitivo barrio de La Arena para extraer agua para los cultivos.
Otro secreto es el nombre del parque Inglés. Muchos se preguntarán a qué viene eso de «Inglés». La razón seguro que la desconocen y les sorprenderá. Ese gran espacio verde fue proyectado por Joaquín Ortiz Ferré y Manuel Marco en la misma planimetría que católico vecino; el río estaría integrado en el parque en lugar de cómo está ahora —como una barrera—, el sector inferior, que fue la primera fase, quedaría dedicado a jardinería francesa no pisable definida por avenidas y parterres geométricos, y la segunda fase, la superior, se concibió aplicando el paisajismo inglés. Llegó a contar con 500 árboles de distintas especies. Se inauguró el 6 de noviembre de 1977 con un auditorio para actuaciones de la banda de música que pasó sin pena ni gloria, y contó más bien con un reparto de toxicómanos. Acabó derribándose en 1993.
La Feria de Muestras llegó a esta ubicación definitiva en la edición de agosto de 1967 y eran terrenos, como el Pueblo de Asturias, encharcados por el meandro septentrional del Piles, que debió ser cortado para poder acondicionar y desecar aquellos. El paseo del Doctor Fleming no existía, la Feria llegaba hasta la barandilla del Piles. No tenía cierre físico ni había calle que le pasara por delante hasta la edición de agosto de 1968, en laque sí se hizo el cierre oficial del recinto ferial. Un secreto ambulante: donde la entrada principal estuvo el delfín que hoy se encuentra adornando el jardín del Sanatorio Marítimo.
En esa edición de 1968 cuajó otra idea más del ingeniero Luis Adaro: la de recrear un pueblo asturiano para poner en valor todo el patrimonio etnográfico y las tradiciones regionales, que hoy es un museo con múltiples construcciones atractivas. Pero ¿sabían que ese año se hizo un helipuerto con un helicóptero que hacía tours por Gijón y hacia el oriente de Asturias? Toda persona nacida de 1994 en adelante y que haya pasado su vida cerca de aquí no puede olvidar, por lo llamativo del asunto, aquel oso que subía y bajaba por una de las vigas del pabellón de la Expo de Sevilla de 1992, que fue traído desde La Cartuja a Gijón, en 1994. Más «mobiliario móvil».
Enfrente, el palacio de los deportes, que se inauguró en mayo de 1992, fue el mayor polideportivo cubierto de la historia de Gijón y costó hacerlo la friolera de 1.200 millones de pesetas. Para su inauguración se contrató la actuación del tenor Luciano Pavarotti, quien preguntó al propietario de la belllísima Villa María (Somió) si podría alojarse allí, como si de un hotel se tratase.
Para todos los que hayan estudiado en el Piles o que hayan ido o para quienes simplemente hayamos estado matriculados: seguro que les gustará conocer la geohistoria que esconden estas fincas, la del cole y la del instituto. De ser unos pastos comunales desde el año 1500 hasta llegar a finales del siglo XIX vírgenes, en forma de prados, pero ya en manos privadas, cuando el más importante mayorazgo gijonés del Antiguo Régimen, la casa condal de Revillagigedo se hizo su poseedora. Fue en el año 1928 cuando el Ayuntamiento les compró estos 40.000 m2 para establecer allí los viveros municipales con plantas ornamentales y árboles de alineación. No existía la casa donde Alberto Estrada hace arte su oficio de la cerámica, ahí estaban las puertas de acceso a los viveros con un camino en diagonal desde allí. Estas parcelas se edificaron a comienzos de 1980 para hacerlos centros de enseñanza.
Mientras se hicieron las obras para adecuar el viejo cuartel de El Coto y convertirlo en centro municipal, el Conservatorio de Música se instaló provisionalmente en las aulas de Bachillerato del IES El Piles desde el curso lectivo de 1986.
Otra cosa no menos importante: nuestro Ayuntamiento no debería perder la oportunidad de tratar con un criterio museográfico la colección de trofeos olímpicos y de carteles de locales hosteleros de Alberto. Nadie se imagina el valor de lo que hay allí escondido. Por ejemplo, de este taller salieron los azulejos para recubrir la restaurada pérgola de Los Campinos en 1991.
Desde esta casa se podía visualizar el paso de centenares de viajeros en el tranvía de Somió cruzando aquel puente de piedra de La Guía, a cuyo lecho bajaban mujeres a lavar la ropa y también se pescaba. ¡Uy, el Piles! Cuánta historia de canalizaciones y recanalizaciones tiene en su modificado cauce. La primera fue una propuesta de Romualdo Alvargonzález Sánchez, uno de los promotores del barrio de La Arena, para que no le pasase el río por su finca Las Huelgas del Molino, ya que el Piles pasaba por el fondo norte de El Molinón y se la afectaba. Lo que quería era conducir el meandro hacia un estanque donde hizo una piscifactoría (el estanque oriental del parque). Cabe recordar que un edil de la Corporación anterior prohibió el piragüismo porque no era compatible con la renaturalización de un río que, en julio de 1983, sobrepasaba 41 veces el índice de contaminación de la OMS, por lo que el Ayuntamiento denunció la mina La Camocha como principal contaminante.
Lo que sí que es un secreto o, mejor dicho, un verdadero misterio es ¿cuándo va a decidir el Ayuntamiento llevar un autobús o microbús para conectar con toda la ciudad a la mayor concentración de grandes espacios de ocio de Gijón? Pregunta abierta a una necesidad imperiosa sin respuesta.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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