GUILLERMO MAESE
gijón.
Martes, 30 de junio 2020, 01:31
Todo fue distinto en el Campo Valdés. La iglesia de San Pedro acogió ayer, como es tradición, la celebración de su patrón y el de la ciudad. Una misa reducida en aforo y tiempo -cerca de doscientas personas acudieron a la celebración en un ... templo que tiene capacidad para quinientas-. Como ya es tradición desde que el 14 de marzo se iniciara el confinamiento, la celebración pudo seguirse a través de la página oficial de Youtube de la diócesis.
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Atrás quedó la multitud de feligreses que cada 29 de junio se daban cita en el Campo Valdés para seguir la celebración de la eucaristía. Tampoco hubo, por aquello de la nueva normalidad, el tradicional acto de bendición de las aguas. Por seguridad, días atrás, el párroco Javier Gómez Cuesta había advertido de que este año no se cursarían invitaciones ni a autoridades ni a políticos. A pesar de ello, Alberto López Asenjo, portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento, y Carlos Orueta Lueje, comandante Naval de Gijón, acudieron a la celebración, a título personal.
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ofició la misa junto al párroco, Gómez Cuesta, y el vicario de Gijón- Oriente, Jorge Cabal Fernández. En su homilía, Sanz Montes recordó a sus feligreses que «Dios ni se confina ni se amedrenta, sino que sostiene nuestra esperanza». También destacó lo extraño de ver a sus feligreses obligados a mantener una distancia de seguridad en el templo y con mascarillas. Y para «salir de la dificultad que nos acorrala y amedrenta desde el pasado mes de marzo», el arzobispo pidió «colaboración» a sus fieles en el cumplimiento de las normas que rigen la nueva normalidad. Para aquellos fieles que «atraviesan momentos de penumbra», Sanz Montes señaló que «la fe no es un relato prestado y deben encontrar momentos para averiguar dónde está la luz, la gracia y la esperanza».
Quiso compartir el arzobispo con los allí presentes su «feliz recuerdo» si echaba la vista diez años atrás. El 29 de junio de 2010, Sanz Montes se encontraba en Roma recibiendo del Papa Benedicto XVI el palio arzobispal -banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra, insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos-. «Un hermoso recuerdo que comparto en una iglesia dedicada a San Pedro», subrayó. Al apóstol dedicó también sus palabras: «Un maestro amigo de Jesús que, a pesar de sus altibajos, se arrodilla ante Jesús para dar testimonio de su amor».
Tiempo hubo también para los halagos al templo del Campo Valdés. Considera Sanz Crespo que la iglesia de San Pedro es «un buque insignia de Gijón y la proa de la nave de un pueblo bueno y generoso con el prójimo». Y añadió que la expresión popular de fe que ayer celebraron debía servir para, «como San Pedro», mostrar «nuestro amor, temores y fe». La ceremonia terminó con un recuerdo a las víctimas de la COVID-19.
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