San Pedro vuelve a bendecir las aguas de Gijón

El día de San Pedro, patrono de la ciudad, recuperó su celebración ante decena de fieles que acudieron esta mañana, tanto a la misa como al acto de la bendición de las aguas posterior, con ganas de recuperar la tradición en su plenitud, tras haberse interrumpido durante la pandemia. Todo volvió a ser como antes, como si no hubiera pasado ese lapso de tiempo. Tampoco cambió en los asistentes en primera fila, donde no estuvo, como no ha hecho esta legislatura, nadie del equipo de gobierno municipal (PSOE e IU) ni de Podemos. Sí lo hicieron los ediles Rubén Pérez Carcedo (Ciudadanos), Jesús Martínez Salvador y Montse López (Foro), Ángela Pumariega (PP), Eladio de la Concha (Vox), y el concejal no adscrito Alberto López-Asenjo. El párroco, Javier Gómez Cuesta, apuntó en su discurso que «no son tiempos para laicismos» y animó a «mantener la identidad de Gijón por encima de las divergencias».

Este año, presidió la homilía el párroco de la iglesia de San José, Fernando Llenín, que estuvo acompañado -además de Gómez Cuesta- por el adscrito a San Pedro, José Antonio Álvarez. Hubo, como no podía ser de otra forma, un recuerdo al obispo Gabino Díaz Merchán, recientemente fallecido del que dijeron que «tan liberal para con todos» y destacaron su labor para la «renovación misionera de las parroquias». Pero quien acabó acaparando el protagonismo fue Jovellanos, por muchos motivos, pero el más señalado fue el nombramiento que ha hecho Foro Jovellanos como patrona de honor a la iglesia de San Pedro. Para hacer entrega subió al púlpito su presidente, Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos. Éste hizo un repaso histórico por los motivos que han llevado al Patronato a otorgar tal distinción. «Jovellanos, al día siguiente de su nacimiento fue bautizado aquí, y aquí quiso estar después de su muerte», expresó. También recordó como desde la propia fundación del Foro Jovellanos en 1995 ha contado con la representación, hasta la fecha, de dos párrocos de San Pedro, Bonifacio Sánchez y el actual Javier Gómez Cuesta «que nos ayuda con el mismo entusiasmo y generosidad y su sensibilidad de estar siempre al día de todos los acontecer de la parroquia, de la que somos un hijo más». Y también, dijo, «la veneración que, como todos los vecinos de Cimavilla, tenemos a la parroquia».

Era un acto religioso, pero en él también se habló de fútbol. De dos equipos, el Real Madrid y del Sporting. Del primero fue el propio Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos quien rememoró cómo en la capilla de los Remedios «cometí en 2016 la frivolidad de pedirle que salvase a mi Real Madrid de ser eliminado por el Wolsburgo». De los rojiblancos, fue Gómez Cuesta quien, antes de bendecir las aguas apuntó «El Sporting, ahora en manos nuevas, que San Pedro las bendiga». Pero el párroco no se quedó ahí e hizo más deseos. Por ejemplo, el de convertir Tabacalera en el Guggenheim gijonés, que mejore el déficit de natalidad, o que salga el sol. En lo del fútbol se apoyó en el también recientemente fallecido Fernando Fueyo, quien fuera capellán del Sporting. Y también un recuerdo al exalcalde Vicente Álvarez Areces «por haber sido el impulsor de esta fiesta».

La mañana, gris, de bendición de las aguas, sirvió para reivindicar a Jovellanos, del que dijeron que siempre fue «un miembro activo» de la iglesia, que él mismo pidió ser enterrado allí y cómo dejó dinero para misas. «No ocultó nunca su fe». Para los fieles que escuchaban atentos, una petición al diálogo, a «proteger Gijón» y «salir al encuentro del prójimo sin discriminarlo». Gómez Cuesta pidió «hacer escucha» y patear Gijón.

Y, como toda festividad que se precie, tras la bendición Fernando Llenín, y el ramo arrojado por Javier Gómez Cuesta, el emotivo Gijón del alma. Hoy por el Coro Voces Cimavilla.

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