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ÓSCAR PANDIELLO
GIJÓN.
Sábado, 30 de junio 2018, 02:34
El agua bendita volvió a regar la mar de San Lorenzo como ya es costumbre en las fiestas patronales de San Pedro. Lo hizo, de nuevo, con la colaboración de la alcaldesa y bajo la atenta mirada de decenas de gijoneses, que se agolparon junto ... al templo de Cimavilla aprovechando la jornada festiva y el buen tiempo que marcó la mañana. La tradición y la solera del templo fue defendida a capa y espada por Javier Gómez Cuesta, abad de San Pedro, al considerarla como «la raíz de la ciudad y de todos los gijoneses».
El discurso de Gómez Cuesta, además de ensalzar la figura de San Pedro y de las fiestas patronales, también sirvió para contestar a la presencia de varias decenas de manifestantes laicos, que volvieron a concentrarse en el Campo Valdés de manera pacífica y silenciosa para rechazar la asistencia de la alcaldesa a actos religiosos.
«Gijón, que es una ciudad tolerante que ama y defiende las libertades. Algunos creo yo que necesitan afeitarse las ideologías requemadas por la evidencia de la vida. En los países democráticos los gobernantes asisten a los actos religiosos con normalidad: Macron en Francia, Merkel en Alemania y hasta Putin en Rusia», enumeró Gómez Cuesta instantes antes de que Sanz Montes y Moriyón arrojasen a la mar de San Lorenzo agua bendita y un ramo de flores.
Unas aguas del Cantábrico que, según apuntó el párroco, rompen contra el Muro «unos días, los que más, con los labios frescos y transparentes y alguna que otra vez con los labios sucios», en referencia a los recientes vertidos sin depurar que obligaron a cerrar la playa al baño. También quiso pronunciarse sobre otro de los asuntos de actualidad del barrio, las obras del edificio de Tabacalera. «Ahora que se está restaurando el que fue convento de las Agustinas, después tabacalera, nos encantaría que tuviese uso y dedicación como museo de pintura. Los artistas locales merecen una sala de exposición de este tipo», alegó el religioso.
A escasos metros del templo, Luis Fernández, presidente de Asturias Laica, reconoció no haber escuchado las palabras del párroco. La intención de la asociación, según explicó, pasa por seguir manifestándose siempre que un representante público acuda a actos de este tipo. «Nuestra misión aquí está bien clara: respetamos que cada secta haga las celebraciones que quiera. Lo que pedimos es que las autoridades del estado sean ajenas a todas ellas», concluyó Fernández.
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ofició la misa previa a la bendición con un alegato en defensa de la figura de San Pedro, un pescador «muy identificado» con la ciudad de la que es patrón. Durante su discurso también criticó la futura ley de la eutanasia que estos días se tramita en el Congreso. «No queremos facilitar ningún corredor de la muerte aunque tenga la legalidad de una ley parlamentaria», aseveró.
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