
Rodrigo Pintueles | Concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad y presidente de Emulsa
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Rodrigo Pintueles | Concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad y presidente de Emulsa
En plena resaca del ya bautizado por su partido como 'Cogersazo', y tras haber presentado el borrador de un nuevo Plan Municipal de Residuos ... con el que aspiran a cumplir la normativa europea sobre separación y reciclaje, Rodrigo Pintueles (Gijón, 1983) analiza los principales frentes abiertos desde una concejalía cuyas competencias abarcan desde la calidad del aire hasta el bienestar animal.
–En Gijón, hablar de medio ambiente es hablar de la contaminación en la zona oeste. ¿Notan alguna mejoría?
–Si vamos a los datos de las estaciones de medición, la tendencia es positiva y el año pasado se cumplieron los parámetros que marca la ley. Pero eso no quiere decir que estemos satisfechos. Seguimos lejos de los estándares que nos gustaría y los problemas son más que evidentes. Lo que pasa es que desde el ámbito municipal las competencias son muy limitadas. Y las ejercemos al máximo de nuestras posibilidades.
–¿Alguna acción concreta?
–Destacaría como actuaciones que no se habían hecho hasta ahora desde el Ayuntamiento el encargo de un estudio epidemiológico que analice la relación entre las superaciones de los valores límite y los ingresos hospitalarios, y el de otro sobre partículas sedimentables. Se trata de nutrirnos de datos que nos permitan ejercer presión sobre el Principado y las instalaciones industriales y portuarias, para que se impliquen más.
–El PSOE denuncia que el Puerto no está reuniendo la comisión de coordinación con sus industrias contaminantes...
–Hemos trasladado tanto por escrito a la Consejería como en conversaciones con dirigentes de la Autoridad Portuaria la conveniencia de celebrar esa reunión. Contábamos con que se hubiera celebrado en febrero o marzo, pero no tuvimos más noticias. Aunque sí hay comunicación con el Puerto, para valorar por ejemplo la construcción de la barrera antipolución en la zona de graneles.
–¿Funcionan las medidas del plan de calidad del aire?
–Hay unas que sí y otras que creemos que se quedan cortas. Algo que nos preocupa mucho es el material sedimentable que se acumula en la calzada, cunetas y arcenes de las carreteras del entorno de Veriña y Jove. Para garantizar una limpieza periódica, desde que empezó este mandato hemos intentado impulsar un convenio de colaboración entre las tres administraciones implicadas, porque las carreteras tienen distintos titulares. Pero no ha habido receptividad.
–¿Preocupa que se pueda parar definitivamente el proyecto de descarbonización de Arcelor?
–Lógicamente, sí. En el estudio que estamos haciendo de partículas sedimentables se ve que su composición es arsénico, níquel, hierro... No cabe duda de cuál es el origen. Y hoy hay tecnología suficiente para tener una acería limpia, lo que solucionaría la gran mayoría de los problemas de contaminación de la zona oeste, por no decir casi todos.
–Los vecinos ven cada anuncio de nuevos proyectos en El Musel como un sinónimo de más contaminación...
–No vemos ningún elemento de preocupación con las actividades que se están anunciando. Y cuando se tramita ante el Principado una nueva autorización ambiental integrada, tenemos la oportunidad de valorarla y trasladar nuestro parecer. En una planta como la de Umicore, el informe que hicimos fue favorable porque no prevemos que pueda tener ninguna afectación medioambiental significativa.
–Otro foco de contaminación es el tráfico pesado, que se ha quedado sin vial soterrado por Jove.
–Estamos como hace veinte años, cuando se firmó el convenio que decía que era necesario construir un acceso por fuera del casco urbano. Este tráfico representa un problema para la contaminación del aire y también para la contaminación acústica, por lo que sacarlo de la zona urbana es una prioridad estratégica y esperamos que pueda hacerse lo antes posible. Nosotros hemos propuesto posibles trazados alternativos, pero lo importante es que no transcurra por la ciudad.
–¿Habrá en 2025 una zona de bajas emisiones en La Calzada?
–Por la cuenta que nos tiene, porque si no perderíamos la subvención europea. Es un proyecto de la Concejalía de Movilidad y nuestro papel ha sido señalar cuáles eran las ocho o nueve ubicaciones óptimas para instalar unos equipos de medición de la calidad del aire y el ruido que nos pueden ayudar a tener un mejor control de la zona de cara a las alertas y la información a la ciudadanía.
–En la zona rural lo que preocupan son los sondeos mineros...
–Es una cuestión que depende de la Consejería de Medio Ambiente del Principado, a la que los vecinos podrán trasladar sus quejas, reivindicaciones y preguntas en la reunión del consejo sectorial que hemos convocado para la próxima semana. Urbanismo vela por el cumplimiento exacto de las licencias y nosotros, ante los temores vecinales de que se estuviera produciendo una contaminación de las aguas del arroyo del Meredal, hicimos una analítica a través de la EMA en la que no se ha detectado ningún parámetro anormal.
–¿En qué punto están las obras del río Piles?
–Se están desarrollando con normalidad y cumpliendo los plazos. A la altura de Las Mestas ya se ha derribado gran parte del muro y se siguen construyendo las escolleras de piedra natural y los taludes de tierra vegetal. Y en paralelo, se comenzará a plantar el nuevo bosque de ribera, que en algunos tramos tendrá hasta diez metros de ancho. Hablamos de 180.000 metros cuadrados de bosque, para el que ya se han estado haciendo ensayos con distintas configuraciones en la zona comprendida entre Anselmo Solar y Albert Einstein. También han empezado en la parte más alta del cauce unas labores de desbroce que van a permitir además acceder al río para hacer una limpieza integral del cauce como la que hace algo más de un año permitió sacar casi tres toneladas de residuos. El objetivo que nos hemos marcado es tener todo el proyecto listo en julio, para que no interfiera en las actividades deportivas de Las Mestas.
–Retirados los azudes, ¿se notan mejoras en la calidad del agua?
–Que no existan obstáculos le permite al río ejercer de limpiador natural de ese agua. Y ya cuando se redujo su altura de 90 a 40 centímetros, los técnicos detectaron una mejora de esa calidad. Es evidente tanto en la vegetación que nace en el río como en la fauna. Tenemos una garza que se ha instalado allí, patos, nutrias que van a darse una vuelta... Y hay que tener en cuenta otro proyecto con un innegable impacto medioambiental, que es la reparación de los colectores en esa zona. El del Peñafrancia está en plena obra de renovación y los que cruzaban bajo el Piles se han sellado, eliminando las filtraciones de aguas fecales. No olvidemos que el objetivo último de estas actuaciones es eliminar el río Piles como una de las fuentes de contaminación de la playa de San Lorenzo. Y la prueba de que está mejorando su calidad ambiental es que este verano no tuvimos que cerrar en ningún momento la playa al baño por contaminación.
–¿Cuál es la salud económica de Emulsa?
–Cuando llegamos, nos encontramos una situación económicamente delicada por una aportación municipal insuficiente que la llevó a acumular una deuda de ocho millones de euros. Pero hemos hecho una apuesta por la empresa como nunca la hubo, incrementando las transferencias anuales de 39 a 52 millones de euros para garantizar su estabilidad. En cuanto a la plantilla, de unas cifras del entorno de 680 personas hemos pasado a 730. Esperamos que todo ello redunde en mejorar un servicio que, en mi opinión, ya es muy bueno.
–Habrá que dar un buen servicio cuando la tasa de basuras subirá en enero un 25%...
–Desde que soy concejal, el servicio de residuos urbanos ha pasado de costarnos 18 millones de euros al año a 23 millones. Y la ley nos obliga a repercutirle a los ciudadanos ese coste y el impuesto por depositarlos en el vertedero de Cogersa, donde llevamos años con un incremento exponencial de precios. Nos podrá parecer justo o no, pero tenemos la obligación legal de tener una tasa que no sea deficitaria y que cubra el coste del servicio.
–En Cogersa, usted y Foro votaron de manera distinta ante la propuesta de subida de precios para 2025...
–Yo estoy muy satisfecho de haber votado en contra. Pasar de 67 euros por tonelada a 80 euros le supondrá a Gijón pagar 1,1 millones de euros más, que estarían mejor reinvertidos en Emulsa que en las arcas de Cogersa, que tiene ya unas reservas económicas millonarias. Aparte, nos cobrarán lo que se entierra en el vertedero a un precio que debería ser el que hubiera si estuviera en marcha la planta de tratamiento que se incendió.
–Enterrar menos basura en el vertedero es el objetivo principal del nuevo Plan Municipal de Residuos...
–Tenemos que hacer mucha pedagogía. La gente tiene que tener claro que por lo que se tira mezclado en la bolsa negra, Cogersa nos cobra 80 euros por tonelada. Y por lo que se separe correctamente en el contenedor amarillo, verde, azul o marrón, no nos cobra nada. Y como tenemos que repercutir ese coste a la ciudadanía, a más reciclaje, menos incremento de la tasa, y viceversa. El año pasado acabaron en la basura general 30.000 toneladas de restos orgánicos que, si hubieran ido a los 1.300 contenedores marrones que tenemos en Gijón, hubieran supuesto un ahorro de dos millones de euros. Los gijoneses están comprometidos con el medio ambiente, pero deben saber además que, reciclar o no hacerlo, también afecta al bolsillo de todos.
–Prometen bonificaciones para quien sí haga esa separación. ¿Saben ya cuándo se verán y cómo se aplicarán?
–Ahora empezaremos con medidas de concienciación, educación... Y facilitando lo más posible que la gente pueda reciclar y llegar a ese objetivo del 50%, que no está tan lejos. Hasta el 21 de diciembre, además, los miembros del consejo municipal de residuos pueden hacer valoraciones, plantear medidas... Y si consideran que esa es óptima, yo siempre me inclinaré más por cualquiera que suponga bonificar que por las que se centren en penalizar o coaccionar.
–¿Hay una proliferación de ratas en la ciudad?
–No. Los avisos que nos llegan por avistamientos son menos que los de otros años. Y muchas veces no están relacionadas con el cuidado del alcantarillado, sino con solares abandonados o parcelas en obras. Emulsa sí ha incrementado sus actuaciones de desratización, con 3.000 en lo que va de año. Y el servicio se reforzó con un equipo más. Sí apelamos a la gente a no dejar restos de comida, por ejemplo en las terrazas. Y también a que no la tiren por los inodoros.
–¿Y qué prevén hacer con las gaviotas?
–No se trata de reducir su población, sino de que vuelvan a su hábitat natural. En términos globales, tanto en el conjunto de España como en la costa cantábrica cada vez hay menos, pero nos parecen más porque han concentrado su vida en las ciudades. Y aún así, también en Gijón han disminuido. Ahora el censo es de 700 parejas, cuando hace unos años llegó a haber 920. Han disminuido también los incidentes con humanos. En el nuevo contrato de control poblacional, además de la retirada de huevos de los nidos estamos estudiando recurrir a la cetrería para espantarlas. E incluiremos la recogida, atención y suelta de aves heridas.
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