«Los ladrones llevan aquí tiempo y conocen los hábitos de la gente»

Tras un mes de relativa calma, los vecinos de la zona rural gijonesa han vuelto a sufrir en las últimas fechas distintos robos, asaltos y tentativas en las parroquias de La Pedrera, Porceyo, Cabueñes y Castiello. Esto ha azuzado el miedo y la intranquilidad por la situación que atraviesan. «Volvieron otra vez a las andadas», resume uno de los vecinos de Castiello que forma parte del grupo de 'whatsapp' por el que los residentes se comunican. Según esta misma fuente, Policía y Guardia Civil ya trabajan con la hipótesis de que estos asaltantes se encuentren alojados en alguna de las viviendas de la zona. «Nosotros estamos convencidos de que andan metidos en alguna casa por aquí, igual alquilados incluso», reflexiona la misma fuente vecinal, quien reconoce que el 'modus operandi' de los ladrones es bastante sofisticado. «Son personas que llevan aquí tiempo y que conocen bien la zona y los hábitos de la gente».

La urbanización de El Cerrón, de la parroquia de Castiello, es uno de los puntos con los que más se han ensañado los ladrones. Esta misma semana fue robado parte del cableado eléctrico de la urbanización, lo que lleva a los vecinos de la zona rural a estar convencidos de que ningún asalto es casual y detrás de todos hay una planificación. «En esta banda debe haber unos que son los que observan y dan la información y otros que son los que roban», aseguran los vecinos.

Hasta 68 robos, según los datos que manejan en este colectivo de vecinos, se han registrado en los últimos meses. Uno de los últimos se produjo en la tarde del pasado viernes, cuando un chalé de una urbanización del entorno de Los Maizales, en Cabueñes, era asaltado con modo de obrar que ya resulta familiar en la parroquia. Y eso que desde el día 21 de noviembre no se había registrado ninguna denuncia por robo en la zona rural. Lo que, en ningún caso, implica que los asaltantes hubieran abandonado la zona, como lo demuestran distintas tentativas de asaltos u otros robos como el de la propia Escuela de Fútbol de Mareo o el de cableado de cobre en el camino del Campón, ambos registrados este mes de diciembre.

En cualquier caso, la tregua de asaltos a viviendas se rompió el lunes de la semana pasada cuando los ladrones entraron a una de las casas de Arroyo, en la parroquia de La Pedrera. «Entraron por la ventana, lo que pasa es que justo en ese momento llegaron los dueños y no se llevaron nada», detalla Miguel Llanos, presidente de la asociación de vecinos rurales Les Caseríes. Peor suerte iba a correr otra vivienda del barrio de Mareo, también en el entorno de las instalaciones del Sporting, donde los asaltantes el pasado día de Nochebuena sí que se llevaron un botín.

La celebración de la Junta de Seguridad Local el pasado día 19, en la que la alcaldesa Ana González solicitó la instalación de cámaras de videovigilancia en diez puntos estratégicos de las parroquias de Deva, Cabueñes, Castiello y Somió no ha servido para disipar el miedo entre los vecinos. «Lo peor que te puede pasar siempre es que entren en la vivienda de cada uno», reflexiona el propio Llanos, quien reconoce que la «indignación y el temor» siguen instalados en la zona rural. Un sentir que comparten el resto de presidentes vecinales, como Juan Manuel Caso, de Deva, que pese a no sufrir ningún asalto en las últimas semanas reconoce que lo peor es «la psicosis» en la que viven instalados en estas zonas.

Policía Nacional y Guardia Civil siguen tratando de dar caza a estos delincuentes. «No se ha notado un incremento», valoran desde la Comisaría de Gijón, pese a que no ocultan que, por el tipo de territorio y la extensión del área rural que abarca Gijón, es complicado acabar por completo con los robos. «El dispositivo está dando sus frutos», se reafirman, convencidos de que si en las últimas semanas no se habían registrado asaltos de este tipo era gracias al «fuerte dispositivo policial y a su presencia en la zona».

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