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Entró pocos minutos después de las cinco la tarde, con la capucha puesta intentando ocultar su rostro y cargando con una bolsa de plástico de un supermercado en cuyo interior llevaba una tapa de alcantarilla. Con total descaro, delante de un cliente y del empleado – ... hijo de la dueña del negocio–, comenzó a golpear la vitrina del escaparate. «Le costó un poco porque el cristal es de seguridad, tuvo que pegarle muchos trompazos», explican en la joyería Muñiz, en la calle Brasil, de nuevo en el barrio de La Calzada.
Consiguió su propósito y se apoderó de una bandeja con anillos y otras joyas. Salió por la puerta del establecimiento caminando, pero fuera, en la calle, una mujer que había fijado su mirada en el escaparate del local tras escuchar unos fuertes golpes, lo enganchó por la ropa. Desde el establecimiento ya habían alertado a las fuerzas de seguridad, pero la mujer, que le echó arrojo para retener al delincuente, tuvo que soltarlo al ver que pasaban los minutos y la Policía no llegaba. «Llegó un momento que me dio miedo porque empezó a revolverse», dijo luego.
Sin embargo, la descripción que facilitó a los policías –mediana estatura, con pantalón vaquero, chaqueta oscura y cabeza rapada–, sirvió para que lo localizasen en las proximidades, junto a la calle Ruiz. Cuando le consiguieron dar alcance, comprobaron que no llevaba encima el botín. Las investigaciones se centran ahora en saber si le entregó las joyas a alguien o si bien se deshizo de ellas al saberse descubierto.
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