Reyes con club de fans

Los Reyes Magos de Oriente llegaron ayer puntuales, a las once de la mañana, al Puerto Deportivo, a bordo de la patrullera de la Guardia Civil 'Río Esera', seguidos de un séquito de embarcaciones. Desde una hora antes ya eran cientos los niños que esperaban en el Muelle y en la plaza del Marqués, donde iba a tener lugar la recepción de las autoridades locales. Allí estaban, pancarta en mano, el club de fans de los Reyes Magos formado por Celia, Olivia, Sofía y Adriana, entre otras, que ya dejaban claro de que «hemos sido muy buenas». Si de algo estaban deseosos los Magos era de poder volver a compartir una mañana con los niños de Gijón.

Tan ilusionadas estaban Sus Majestades como los peques. Y eso a pesar del largo viaje que tuvieron que hacer, atravesando valles, desiertos y mares. Este año regresaron a bordo de su buque 'Estrella de Oriente', que quedó atracado en El Musel. Melchor fue el primero en descender por la escalerilla de la patrullera y dijo que habían vuelto por mar «porque a Gijón nos encanta llegar de esta manera. Encontrar el Puerto Deportivo de esta forma, con cientos y cientos de niños. ¡Qué voy a decir! Ha sido un viaje como siempre muy largo y cansado, pero estamos encantados de estar un año más en esta maravillosa ciudad». Además, Melchor aseguró que, aunque un poquito de carbón sí que traen, «lo que sí garantizo es que traemos las alforjas y los camellos repletos de regalos para todos».

Gaspar también se mostró muy contento de estar en Gijón, porque «por mucha ilusión que les traigamos a los niños, ellos nos dan mucho más, que es mucho cariño». Su Majestad tuvo un recuerdo especial para «las supermamás y las superabuelas, se lo merecen. Aunque se enfade algún abuelo, me es igual. Yo, con mis mamás y mis abuelas, que son las que verdaderamente sostienen a estos niños, los hacen crecer y los cuidan muy bien».

Baltasar también reconoció lo largo y cansado del viaje desde Oriente, aunque «nos encontramos con mucha gente buena en el camino». Apuntó que «estoy eufórico», al saberse uno de los Reyes más queridos, pero remarcó que «lo más importante es que la gente viva en convivencia, que la gente se respete».

Los tres Magos, acompañados del príncipe Aliatar, se subieron a sus coches reales y, ante un increíble griterío de grandes y pequeños, llegaron a la plaza del Marqués, donde allí pudieron estar durante casi una hora con los miles de niños que les aclamaban. Ya para el final dejaron el acto protocolario de ser recibidos por los representantes municipales, ya que lo que ellos querían era disfrutar un año más del contacto directo con los niños de Gijón.