Un rape de 55 kilos aterriza en un restaurante de Gijón

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Para el restaurante, contar con una pieza de este tamaño sirve para que a gente «vea la calidad con la que trabajamos y el producto tan excepcional que nos llega», indica Roguez. «Es extraño cuando son tan grandes y suelen ser lo que se dice 'aguarones', pero este no ha sido el caso», recalca.

Una pieza que se ajusta «a lo que solemos trabajar» y que dará de comer a más de un centenar de clientes. «Calculamos que si es ración de carta de para 100 raciones y unas 160 si es de desgustación». Y es que el pixín es «uno de los platos estrella, aquí hay bastante tradición». En el caso del restaurante lo preparan en un papillot, metiéndolo dentro de un papel con mantequilla y seta de temporada, en el caso actual con angula de monte. El líquido que queda dentro del papillot, lo emulsionan con ceniza de puerro y boletus, «sale una salsa estupenda», dice Roguez.