Rescatan al tripulante de un velero hundido en la playa de Poniente

Tremendo sobresalto el que se llevó el único ocupante de un velero al que las fuertes rachas de viento y un fallo en el motor arrastraron ayer hasta la playa de Poniente. El hombre, de unos 55 años y nacionalidad británica, pudo ser rescatado con vida por el personal del Helimer Cantábrico. Peor suerte corrió la embarcación, 'Gallene of Orwell', que acabó hundida en la bahía debido a los daños provocados por el embarrancamiento.

El incidente tuvo lugar sobre las once de la mañana, poco después de que el velero saliese del Puerto Deportivo de Gijón, donde pasó la noche en los pantalanes de tránsito. El barco, de bandera de Reino Unido, estaba realizando una travesía por la costa Cantábrica, atracando de puerto en puerto. Muy poco después de salir, el patrón del barco emitió un 'may-day' alertando de los problemas a los que se enfrentaba y en medio de fuertes rachas de viento que le estaban arrastrando hasta la costa, hacia la playa de Poniente.

Rápidamente se puso en marcha un amplio despliegue de emergencia en el que participaron la Guardia Civil y los servicios de Salvamento Marítimo. El ocupante se lanzó a la mar después de que su barco empezase a golpear contra la rocas y el fondo.

Un rescatador del Helimer Cantábrico descendió hasta el lugar en el que se encontraba y lo izó hasta el helicóptero. Fue llevado a la base de El Musel y desde ahí al Hospital de Jove para ser sometido a una revisión médica. Presentaba algún corte y un estado de gran nerviosismo motivado por la situación de estrés a la que se vio sometido, pero su vida no corría peligro.

Poco tiempo después, el velero 'Gallene of Orwell' acabó por hundirse por completo, a unos 50 metros del arenal. Desde Salvamento Marítimo explicaron que tratarán de remolcarlo en los próximos días.

El suceso se produjo a escasa distancia del lugar en el que fallecieron en diciembre de 2011 el patrón de un barco y su sobrino de diez años. El niño estuvo desaparecido trece días, el mismo tiempo que duró el dispositivo sin precedentes que se desplegó por tierra, mar y aire para localizar al pequeño. Finalmente, y tras casi dos semanas de angustia, el cadáver fue localizado por unos aficionados al submarinismo cerca de la escollera de El Musel.