E. GARCÍA / M. MORO
GIJÓN.
Domingo, 27 de junio 2021, 01:41
Un ejemplar de tortuga boba de grandes dimensiones portagonizó ayer un rescate en el puerto de El Musel en el que interivinieron la Red de Varamentos del Principado, la Policía Portuaria, Salvamento Marítimo y Cruz Roja.
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El ejemplar fue rescatado con una grúa debido ... a su peso. Tenía claras dificultades para desplazarse y posiblemente padezca alguna patología, por lo que fue trasladado hasta el Acuario. Una vez allí, explicó a EL COMERCIO su director, Alejandro Beneit, recibió atención veterinaria, antibióticos y suero. Para calcular la medicación, se pesó al ejemplar a su llegada: 57,5 kilos de peso, nada más y nada menos, y un metro de talla. El quelonio, lamentó Beneit, «llegó en mal estado» y, tras las primeras atenciones, se trasladó a una cuba de recuperación para tratar de sacarlo adelante.
Según señaló el fundador de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (Cepesma), Luis Laria, las tortugas bobas «son características del área del Atlántico y Mediterráneo y más escasas en el Cantábrico, ya que gustan de temperaturas cálidas». Sin embargo, «este año ya tenemos registrados once casos de tortugas bobas en Asturias». Las que se han avistado aquí, «a lo largo de toda la costa, tanto en alta mar como en pueros y playas» no son muy grandes, con tallas entre los 28 y los 50 centímetros, pero, como es el caso de la tortuga hallada en El Musel, «pueden alcancer perfectamente tallas superiores».
Como ocurre con el ejemplar rescatado aquí, «nos están llamando porque muchas están repletas de algas, algo que señala que están en tránsitos relajados pero que puede suponer un problema para ellas, porque pierden agilidad en la natación». Ocurrió con seis de los once ejemplares avistados hasta el momento: con sus caparazones llenos de algas, pierden movilidad. Por ello, aconseja Laria, «si las vemos desde un barco es recomendable cogerlas, subirlas a bordo, limpiarles el caparazón y volver a soltarlas para facilitar su movilidad».
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Ocasionalmente, estas tortugas son objeto de capturas accidentales por palangre o aparejo. Los plásticos arrojados al mar suponen un grave problema para esta especie, ya que «una de sus bases alimentarias son las medusas y a veces las confunden con plásticos». El experto de Cepesma recuerda que las tortugas «son de los seres más longevos del medio acuático».
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