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Baldosas sueltas, irregulares y con distintos niveles entre unas y otras. Solo con un paseo por Pablo Iglesias se pueden notar dichas deficiencias en la obra. Fue el 2 de mayo cuando comenzó el plazo para que la empresa adjudicataria subsanara las deficiencias con ... las que se entregó al Ayuntamiento y el plazo terminará el día 30 de este mes. La Concejalía de Obras Públicas se muestra «optimista con los plazos porque van a buen ritmo». Pero los vecinos no ven «una mejora real».
La gran duración de los trabajos, que se alargaron cuatro meses más de lo previsto (trece en total), caldeó los ánimos sobre el resultado de los mismos. Paula Benito pasea por la avenida con el carricoche en el que lleva a su hija. «Es una obra recién terminada y no da ese aspecto», critica. «Para lo mucho que han tardado, no han dejado la acera como debería y el claro ejemplo es que las baldosas están irregulares», dice señalando una. A pesar de que la gran mayoría de adoquines que hay que arreglar están señalizados con pintura y «hay obreros trabajando», Benito explica que «no se acaba de ver un resultado». A pesar de no haberlo sufrido, anota, se pone en la piel de aquellos que tienen una movilidad reducida. «Es fácil tener un traspié», advierte. Algo que también apoya el vecino Jesús Cándano: «Al ser mayores es más fácil tropezar». Aunque haciendo una valoración global está «contento» con el estado de la avenida. No así su compañera Esperanza Núñez, quien hace alusión a los días de lluvia. «Es fácil dar con una baldosa suelta y que termines empapándote». Algo que ya ha vivido dicho incidente «en dos ocasiones».
Donde nota un problema mayor es «en las esquinas» de las aceras. «Están muy mal rematadas y es donde más afecta, si no hay un adoquín roto está picado». Comenta además el problema de los pasos de cebra. «No todos van en línea recta, hay que bajar un poco la calle y volver a subirla, es un problema si vas con un carricoche o con una silla de ruedas».
Un punto a favor de estas obras es «haber hecho las aceras mucho más anchas», indica José Manuel Santiago, dueño de la Cafetería Alameda, situada en la avenida. Aunque reconoce que es consciente de que «hay varios fallos, como que las esquinas no están bien unidas», pero es algo que sufre más su clientela que él.
En su caso, la parte negativa de esa ampliación de acera es la «pérdida de aparcamiento». Una pérdida que también sufre Joffree Papaseit, dueño de la cafetería Cafecita. A esta también une las quejas de la «alta velocidad de los autobuses» que crean un problema a los vecinos que salen de los garajes. «Como los buses saben que tienen prioridad no se preocupan», dice Papaseit, que teme que «algún día de estos pase algo».
El tejido asociativo vecinal ha dejado ver su descontento. «Es un desastre», lamenta el presidente de la asociación vecinal de El Coto, Christian Guisado. «Las aceras son un circuito de obstáculos que ponen en riesgo a los peatones y dificultan el paso a personas con movilidad reducida», explica. La asociación está manteniendo contacto con la Concejalía de Obras Públicas, vecinos y comerciantes. «Es muy importante hacer un seguimiento detallado continuo», señala Gusisado, quien indica que para recepcionar la obra «se debe cumplir unas condiciones óptimas. No vale cualquier cosa».
La otra parte de la avenida que no corresponde a El Coto sino a Ceares, que también ha hecho los deberes. La entidad Esto Ye Ciares repartió una encuesta entre los vecinos para conocer de primera mano sus opiniones y compartirlas. De las 141 encuestas recibidas, un 76,6% de los vecinos se sienten «muy insatisfechos» en cuanto a la colocación de las baldosas, siendo esta la peor valoración a las preguntas. En el cómputo global del estado final de la avenida un 46,81% se siente «muy insatisfecho» frente al 6,38% que ha marcado «satisfecho». Tras el análisis por parte de la asociación, las conclusiones que extraen es que «se ha perdido la oportunidad de hacerlo bien».
La avenida «es sosa, muy gris y está tremendamente ejecutada» e indican que un ejemplo claro es que «en el número 50 están sufriendo problemas de inundaciones». Habrá que esperar al 30 de mayo para ver si, por fin, la avenida responde a las necesidades de quien hacen un uso diario de ella.
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