Rafael Piñera | Director de la Cocina Económica, ha sido nombrado Antiguo Alumno Distinguido del colegio de la Inmaculada

«La gente se vuelca en Navidad, pero hay necesidad todo el año»

–Lo primero de todo, enhorabuena. ¿Cómo ha recibido este premio?

–Con mucha sorpresa. Creo que hay personas con unas trayectorias profesionales muy importantes de ayuda a los demás. Jamás pensé que me harían a mí este reconocimiento. Hay muchas otras personas que trabajan por la justicia y que hacen un trabajo impresionante.

–¿Fue el colegio el que le inspiró para seguir el camino de la ayuda social?

–En primer lugar fue mi familia. En mi casa hubo una educación y sensibilidad especial. Luego, les agradezco que eligieran ese centro para mí. Desde que me comunicaron la noticia no dejo de pensar en los profesores que me han guiado y todas las experiencias que me han brindado, desde convivencias hasta oportunidades de voluntariado. Son tantos momentos... me siento muy afortunado.

–¿Qué recuerda de esos años en el centro?

–Recuerdo mucho disfrute, pero también los momentos de crisis, sobre todo cuando entras en la adolescencia que no sabes muy bien qué hacer. De ahí me acuerdo especialmente del acompañamiento de personas fundamentales en mi vida que me abrieron a otros escenarios y a otras formas de vivir y de ser. Para mí, los maestrillos jesuitas fueron, en aquel momento, muy impactantes porque con su vida se entregaban a los demás con una profunda vocación. Eso me llamaba especialmente la atención.

–Pero no solo se aprende en las aulas.

–Exacto, fueron también muy importantes los momentos de convivencias y de todo el ambiente que se genera fuera de las horas académicas. Yo participé en el grupo juvenil del Centro Loyola. Sobre esto, recuerdo que se organizó un mercadillo para obtener recursos para un proyecto en Honduras. Estas cosas son oportunidades que te hacen entrar en contacto con otras realidades que también existen en nuestra sociedad.

–Nunca se ha desvinculado de los jesuitas. Siguió colaborando ellos en la Fundación Hogar de San José.

–Desde los 5 años que me matriculé en el centro he seguido vinculado de alguna manera. En la actualidad, son mi familia más allá de lo que puede ser el colegio.

–Desde el 2015 hasta este año fue el director de la entidad. ¿Cómo vivió esta experiencia?

–Entré en el Hogar de San José en 2003. Me siento muy privilegiado de poder haber vivido la evolución de la entidad. Por eso, aunque estoy muy agradecido me parece un poco 'injusto' porque el trabajo lo hacen muchas personas. Parece que siempre se ve la figura del director, pero hay mucho detrás.

–Desde el 1 de septiembre dirige la Cocina Económica. ¿Cómo han sido estos primeros meses en la dirección?

–Llevo colaborando con la entidad desde los 19 años. Estoy viviendo con calma y prudencia esta nueva etapa. Como director estoy descubriendo realmente el funcionamiento global y lo estoy haciendo con mucho respeto porque es una institución que lleva 120 años trabajando y lo hace de una forma impresionante.

–¿Cómo está la situación en la Cocina Económica actualmente?

–La Cocina Económica es muy querida. Cada vez que pedimos colaboración la ciudad se vuelca.

–¿En estas fiestas es más necesario ayudar?

–Sí. En este momento especial la ciudadanía colabora más. De hecho, ahora tenemos una campaña de recogida de alimentos, ropa interior, etcétera, en colegios y empresas. Pero haría el recordatorio de que no solo es en navidades, sino que todo el año tenemos necesidades que cubrir.

–¿Este premio es un impulso a seguir ayudando a la sociedad?

–Por supuesto. No es un recorrido que haya hecho solo. Quiero dejar constancia de que es un apoyo conjunto en el que participan muchas personas. Hay algo que aprendemos en el colegio que es 'en camino'. Este es un momento de coger fuerza y seguir en camino.