
Begoña Ferrín
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Begoña Ferrín
Aunque se crió en Avilés, Begoña Ferrín nació en Gijón (1959) y lleva más de tres décadas, desde que se casó, viviendo en el barrio ... de El Llano. Licenciada en Filosofía y Letras, por la rama de Historia, trabajó dando clases de latín en una academia de Avilés y durante 18 años colaboró como voluntaria dando clases de inglés en el centro penitenciario de Asturias, una etapa que define como «una de las experiencias vitales más importantes de mi vida» y que le dio pie a escribir el libro 'Voces de prisión y libertad', con testimonios de varios reclusos. Desde que se mudó a Gijón es socia de la asociación vecinal 'Fumeru', donde se ocupa de impartir los talleres de inglés. Su candidatura es la única para presidir la asociación, de cara a la asamblea que tendrá lugar el próximo 30 de abril. Y aunque prefiere mantenerse cauta de cara a plantear algunas ideas concretas para el barrio, a la espera de las últimas reuniones preparatorias con la que será su junta directiva, sí remarca que «llegamos con un gran espíritu de trabajo y dedicación y seguros de que conseguiremos muchas cosas, para poner la asociación incluso más arriba de la que ya la ha dejado Ángel Ramos, que nos puso el listón muy alto».
–¿Cómo llega a dar este paso?
–Ya el curso pasado se empezaba a hablar de que tocaba un relevo y de que además de Ángel (Ramos), que es valiosísimo, también se iban más personas, porque esto con el tiempo desgasta. Un día quedamos para una reunión, se habló de quiénes podían ocupar cada vocalía y me propusieron que yo, que me había ofrecido a colaborar en lo que hiciera falta, fuera la presidenta. Nunca había pensado en eso. Será una directiva de once personas, muchas de ellas nuevas, que llega con mucha ilusión.
–¿Cuáles son sus planes en lo que respecta a la asociación?
–Fomentar más la participación vecinal en nuestras actividades. Sobre todo, la de hombres y jóvenes, que representan un porcentaje muy bajo. Y en el caso de los jóvenes, dentro de poco se necesitará que sean ellos los que tiren por esto. En talleres tenemos mucha oferta, que se sigue incrementando por ejemplo con el taichí, el francés... Pero también creo que todavía puede ir a más, aunque para eso necesitamos espacio. Un reto sería conseguir que nos cedieran el local de la antigua biblioteca del barrio, que está justo encima de la asociación y lleva vacío y sin actividad desde que abrió el centro municipal integrado. Aparte, pienso que también sería importante que no cerremos nuestras instalaciones en verano.
–Hábleme de las necesidades del barrio.
–Son muy variadas. Hay muchas zonas con poco alumbrado; sigue pendiente la remodelación del parque de Electra, que dicen que empezará en julio; en materia de limpieza hay un abandono total; hay muchas calles que necesitan ser reparadas y reasfaltadas; en otras faltan semáforos...
–¿Hay alguna calle donde consideren prioritario actuar?
–Hablo de una situación general, porque además El Llano es muy amplio. Por esto también queremos, en lo que respecta a fomentar la participación de todos, que los vecinos vengan más a contarnos los problemas de su calle, contar con ellos y que sepan que les tenemos en cuenta y que esto es una tarea a hacer entre todos.
–¿Algún problema que les preocupe especialmente?
–Uno que acusan todos los vecinos es el del aparcamiento. No hay y cada día mucha gente se ve con problemas a la hora de buscar dónde dejar el coche.
–¿Qué opina del debate sobre ampliar la ORA?
–Es un tema que, como otros, quiero ver con la otra asociación del barrio, la de La Serena. Hay muchas cuestiones en las que tendremos que estar de acuerdo y me gustaría que la relación con ella siga siendo buena, de coordinación. Siempre conseguiremos más cosas entre dos que una sola. Y lo que sea bueno para ambas será bueno para el barrio.
–Está en obras la prometida escuela infantil. ¿Satisfechos?
–Sí, pero también vemos necesario acometer mejoras en los colegios y el instituto. Y que los niños puedan contar con más zonas en las que jugar, porque ahora tienen muy pocas.
–La situación de la Atención Primaria lleva tiempo en el punto de mira del movimiento vecinal. ¿También en El Llano?
–Lo del centro de salud está fatal. Se han cargado la atención primaria. No puede ser, y lo digo como experiencia propia, que llames para una consulta telefónica y te la den para ocho días después.
–¿También comparten el problema de la vivienda?
–Sí. No hay. Y para las que hay, se piden rentas altísimas. Los alquileres están entre 600 y 800 euros. Y una habitación compartida, en 250. Aparte, se ponen muchas condiciones. Y mucha gente extranjera es incapaz de encontrar piso, también por racismo. Conozco personas de Senegal que están buscan habitación pero que, en cuanto les ven, ya no hay nada que hablar, aunque tengan dinero y trabajo.
–El Llano, además del barrio más poblado de Gijón, es el más diverso, con el mayor número de extranjeros.
–En lo que respecta a la asociación, echo en falta más interacción con ellos. Y que también ellos se impliquen más. No hemos llegado a esa gente, y debemos intentar hacerlo. Da que pensar que, con esta realidad, entre nuestros socios apenas haya gente de fuera. Todos somos vecinos del barrio, no deberíamos diferenciarnos por ese motivo.
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