Rafael González-Quirós, en su despacho del Centro Oceanográfico de Gijón. CAROLINA SANTOS

«Queremos investigar los fenómenos costeros que tienen impacto local»

Rafael González-Quirós Director del Centro Oceanográfico de Gijón ·

«La ciencia debe ser clave en el análisis del impacto medioambiental y cómo aminorarlo para que la economía azul se convierta en sostenible»

EUGENIA GARCÍA

GIJÓN.

Domingo, 16 de mayo 2021

El pasado septiembre, Rafael González-Quirós (Oviedo, 1957) regresó a la que desde 2008 hasta 2019 había sido su casa: el Centro Oceanográfico de Gijón. Lo hizo tras haber ejercido como subdirector de investigación del Instituto Español de Oceanografía (IEO) e incluso, durante un corto ... período, como director en funciones. «Como todo el mundo sabe, teníamos un problema grave», reconoce. Con su familia aún en La Fresneda y la complicada situación que atravesaba la institución, renunció. Y, tras la dimisión de Javier Cristobo, asumió la dirección del centro gijonés.

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-¿En qué ha consistido su labor desde que asumió la dirección?

-Durante los dos años en los que se prorrogaron los presupuestos del IEO se dejaron de lado muchas cosas: equipamiento, reparaciones... Buena parte de mi labor ha sido recuperar y empezar a tramitar estas cuestiones gracias al nuevo presupuesto.

-¿Qué ocurrió en el IEO para que entrara en semejante crisis?

-Se creó una tensión entre el presupuesto que no aumentaba, los problemas administrativos derivados de la falta de personal y una complejidad creciente en la regulación administrativa. Y eso, en un organismo público de investigación de tamaño pequeño pero con una complejidad estructural grande, ya que tenemos nueve centros y una flota oceanográfica que hay que gestionar, terminó por poner a la institución en una situación muy complicada.

-Hasta el punto en que la flota tuvo que amarrar.

-La flota tuvo que dirigirse a puerto porque no tenía combustible por un problema en su tramitación. Esto desencadenó una serie de reacciones, al final cesó el anterior director y fue cuando asumí la dirección.

-¿Ha mejorado la situación del IEO?

-Se ha aprobado un nuevo presupuesto que se ha incrementado significativamente, aproximadamente un 20%. Y el incorporarnos al CSIC, que es una agencia y como tal tiene un marco administrativo diferente del que teníamos como organismo público de investigación, conlleva ventajas en este sentido. Además, nos integramos en una organización más grande que tiene unos servicios centrales, administrativos y de personal de mayor tamaño, que son capaces de gestionar las cosas de forma más eficiente.

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-Se temía que el IEO quedara 'diluido' en el CSIC...

-Es un riesgo que existe, y los que estamos aquí tendremos que tratar de evitar, porque sí creemos que el IEO representa una función muy importante de interacción entre investigación y asesoramiento tanto a la Secretaría General de Pesca como al Ministerio de Transición Ecológica.

-¿Cuál es la situación actual del Centro Oceanográfico de Gijón?

-Cuando yo empecé teníamos trece becarios de investigación para hacer la tesis doctoral o una estancia postdoctoral, gente contratada con cargo a proyectos... En este momento, además de los once investigadores, no tenemos prácticamente a nadie, dos o tres. Y llegamos a estar a cero.

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-¿Por qué?

-Se debe en parte a que los investigadores, para evitarse todos los problemas administrativos y ser eficientes, han tomado la postura de frenarse y renunciar a la hora de pedir proyectos o dejar que sean otras instituciones las que asuman el liderazgo y la gestión del proyecto, lo que impica que los becarios asociados acaban en otras instituciones. Espero que se retome esa iniciativa, porque a largo plazo es devastador: genera desgaste y desmotivación.

-¿En qué líneas de investigación se centran?

-El centro tiene una fuerte especialización en un área principal, la ecología del plancton, que es a lo que nos dedicamos un grupo de seis investigadores y supone la base de las redes tróficas marinas. Hay otros dos investigadores centrados en la oceanografía física, que regula las corrientes marinas, las dinámicas de las corrientes y buena parte de los procesos que tienen que ver con la ecología del plancton.

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-Tienen también otros proyectos en marcha...

-Javier Cristobo -el anterior director- acaba de terminar el proyecto europeo 'Sponges', sobre las comunidades de esponjas en los ecosistemas marinos europeos. Covadonga Orejas, que se ha incorporado recientemente, está trabajando en otro proyecto europeo, 'eAtlantic', para estudiar los arrecifes de coral de aguas frías en el Atlántico. Sergio Vallina trabaja en un proyecto de modelado sobre la biodiversidad del plancton...Y 'Radiales' es el proyecto estructural del IEO que trata de estudiar la variación a largo plazo de las condiciones ambientales del mar en la plataforma cantábrica y gallega.

«Decisiones correctas»

-¿Qué impacto a nivel local tienen sus investigaciones sobre el medio ambiente marino?

-Trabajamos a una escala global, pero que permite establecer el marco general sobre el medio ambiente que tiene su incidencia en la ciudad. Y creemos que, aunque somos un organismo de la Administración General del Estado, deberíamos iniciar alguna línea de investigación o reforzar los estudios que tengan que ver más con los fenómenos costeros, por tanto un impacto más local. Intentaremos incidir en ello.

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-¿Cuál cree que debe ser el rol del IEO en el desarrollo de la economía azul de la ciudad?

-La ciencia -el IEO en su conjunto, pero también a través de nuestras relación con la Universidad de Oviedo y otros organismos como el Incar- debe jugar un papel importante en el análisis del impacto medioambiental y cómo aminorarlo para que la economía azul se convierta en sostenible. Desde una visión científica, contribuir a las políticas medioambientales de la ciudad es importante para tomar las decisiones correctas. La riqueza de Gijón también está en la posibilidad de pasear junto al mar, y el que la gente disfrute más o menos depende de que el sistema costero esté bien. Gijón Azul tiene especial cabida en el Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, una iniciativa global de las Naciones Unidas que busca poner la ciencia al servicio de los problemas de la sociedad.

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