Lidia Fernández
GIJÓN.
Martes, 9 de julio 2024, 02:00
Las rebajas empiezan cada año antes, pero esa premura no es sostenible para buena parte del sector. Por eso, muchos comerciantes siguen manteniendo el inicio de la temporada de descuentos en los primeros días de julio. En estos primeros días ya han observado que ... hay menos turismo que otros veranos. Además, el mal tiempo no ayuda, «afecta a las ventas más de lo que parece», cuenta Aída Palacios, dueña de Cowper Hall, ubicada en la calle Libertad. «Nos está afectando el tiempo pero, en general, está todo más bajo». Lamenta que «no hay la alegría que había el año pasado» para estas fechas. En su caso, «las rebajas no son muy grandes, del 10 o el 20%, pero es difícil competir». El sentimiento generalizado es que «van suaves», así lo señala María Jesús Valdés, gerente de Borsellino, en la calle Asturias. «Nosotros tenemos una clientela fija, mayoritariamente de Gijón. En torno al 20% vienen de otras zonas de Asturias y también estamos teniendo mucho turista francés e italiano».
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Las rebajas son un buen momento para las firmas y los pequeños comercios para aumentar las ventas, pero Álvaro Mendoza, responsable de Romanelli en la calle Asturias, reclama que «se dé más importancia al comercio local». Reconoce que «las rebajas siempre suelen potenciar algo más las ventas en esta época del año, pero veo las cosas un poco paradas». Para este comerciante el problema está en que «en Gijón tenemos un turismo que no hemos sabido potenciar, no tenemos algo de calidad». De todas formas, él tiene esperanza y espera «que se vaya retomando el turismo como en otras localidades asturianas de costa».
En general, los comerciantes creen que el visitante actual gasta menos que antes y que lo que mantiene a estos negocios es el comprador «de aquí, que viene todo el año». «Creo que ahora están llegando las vacas flacas después de la pandemia», reflexiona Aída Palacios.
También hay a quien este tiempo le beneficia. «Nosotros estamos muy contentos. Tenemos una clientela fija que hemos ido creando desde que abrimos», indica Lorena Álvarez, gerente de Barbour en la calle Langreo. Álvarez también refiere que cree que hay «más turismo que otros años y mucho turismo extranjero». Su caso es «particular», como ella misma explica, porque «somos una marca que mueve mucho cliente extranjero y tampoco tenemos muchas prendas veraniegas».
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Pero sin duda, uno de los factores que condiciona las ventas en esta época es la meteorología. Para la dueña de Borsellino, María Jesús Valdés, el problema es que «ya no tenemos buen tiempo asegurado durante estos meses de verano y las tiendas vamos por temporadas. Si viene el buen tiempo en septiembre ya tenemos la ropa de temporada y es más difícil venderla». Para ella, la solución es que «debemos que empezar a adaptarnos». En Cowper Hall, a Palacios también le preocupa que «en nada nos llega lo de temporada».
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