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Actuó de noche y de forma rápida y premeditada. La Policía Nacional busca al autor de la quema de doce contenedores en el barrio de La Calzada. El acto vandálico trajo consigo, como era de esperar, daños en vehículos, fachadas e incluso escaparates de ... un local comercial. Fueron varios vecinos los que alertaron a la Policía Local, quien a su vez puso en marcha el protocolo de emergencia de los bomberos del parque de Roces. Sofocaron los incendios entre las cinco y las seis de la madrugada, por lo que se deduce que el vándalo actuó instantes antes de la alerta.
El delincuente quemó un contenedor orgánico en el número 20 de la calle Pizarro, donde también resultó afectado un vehículo; tres contenedores en el cruce de la calle Alonso Quintanilla (cruce con la calle Orellana); dos contenedores de orgánico en el número 18 de la calle; tres contenedores en el número 17 de Alejandro Farnesio, ahí también sufrieron daños las ventanas del primer piso y el escaparate de la panadería Huergo; y otros tres contenedores (vidrio, papel y orgánico) en la calle Núñez de Balboa esquina con Gran Capitán. Los contenedores quedaron en su mayoría calcinados. Tres resultaron dañados, aunque no parece probable que se puedan utilizar de manera ordinaria en la recogida de basuras. Afortunadamente no se lamentan daños personales tras la fechoría.
«Al haberse producido en horas y localizaciones cercanas hace indicar que se deben a actos de vandalismo», apuntan fuentes policiales. Tras finalizar los trabajos de extinción, la Policía Local abrió diligencias y se las trasladó a la Policía Nacional. Fue entonces cuando agentes de la Científica se trasladaron al lugar para buscar vestigios en los restos de los contenedores calcinados y en los afectados por el fuego. Que no existan testigos oculares de lo ocurrido dificulta la investigación, pero las grabaciones de las cámaras de seguridad de varios negocios comerciales, portales e incluso entidades bancarias podría favorecer el hallazgo de la entidad del autor.
La quema de contenedores es una práctica incesante en los últimos años en la ciudad. Las pérdidas para el Ayuntamiento rondan los 100.000 euros en los dos últimos años para sustituir los contenedores quemados por unos nuevos.
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