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El Musel, a órdenes. El término portuario para referirse a los buques que quedan a la espera de un nuevo destino, sirve para definir la situación del puerto de Gijón, una vez conocida la marcha de su presidente, Laureano Lourido, después de nueve años ... al frente. En este caso, las órdenes las dará el Gobierno del Principado de Asturias, quien tiene la competencia para designar a su sucesor «entre personas de reconocida competencia profesional e idoneidad», previo visto bueno de Puertos del Estado. La semana que ahora da comienzo será clave para despejar la incógnita sobre el nuevo responsable de uno de los principales motores económicos de la ciudad y de la región y sobre el futuro del propio puerto, que lleva años sumido en un proceso de reinvención en el que no siempre ha estado plenamente alineado o coordinado con la administración regional que le da soporte político.
El propio Laureano Lourido admitía hace unos meses, en la presentación del anuario del Puerto editado por EL COMERCIO, cómo en la búsqueda de nuevas actividades que reporten ingresos diferentes a los tradicionales –a la baja por la constante caída de tráficos al reducirse el transporte granelero– «en cuanto recibimos una solicitud, le mandamos al Principado, para que lo remate, un balón que a veces va con barro y con piedrinas». Y ahondando en el símil futbolístico, aseguraba pedirle a sus directivos «que todo lo que nos venga, lo metamos en el área».
Fue en ese afán rematador la manera en que llegaron proyectos como una planta de pirólisis de productos plásticos a la que el Principado tuvo que poner freno, alegando razones ambientales, tras una contundente respuesta vecinal en contra de esa instalación. No cuadraba con el espíritu de descarbonizar y reducir la contaminación procedente de las instalaciones portuarias. Quien recoja el testigo de Lourido tendrá más frentes abiertos en materia de nuevas actividades que buscan hacerse un hueco en El Musel o, de hecho, ya están en ello: el engorde de lenguados, la fabricación de componentes para baterías, la generación de energía eólica... Un variado catálogo de opciones para ir rellenando principalmente los terrenos de la ampliación portuaria, pero que algunos críticos ven más propio de un polígono industrial que de un puerto mientras no se apuesta por actividades que sí contribuyan a la recuperación de tráficos o por revivir proyectos como el de la difunta autopista del mar.
La orientación que se le quiera dar en los próximos años al puerto, pendiente de unos nuevos accesos y del papel que pueda jugar en su actividad la llegada de las primeras empresas a la ZALIA, será clave en la elección del nuevo presidente o presidenta (hay intención de que sea una mujer) que, aunque competa al Principado, a nivel de partido será consensuada entre la renovada dirección autonómica del PSOE y una dirección local muy crítica en los últimos meses con la labor de Lourido.
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