Aunque no se gobierne, o precisamente por eso, las asambleas socialistas se reafirman como multitudinarias y vivas, entendido por su nivel de peticiones de palabra. La de este viernes en la Casa del Pueblo tenía carácter ordinario y suponía el primer balance de gestión tras, ... pese a haber ganado, perder el gobierno local. Lo que más gusta destacar a los secretarios generales, cuando los números pintan bien, es que se sube en afiliados. Las cifras ofrecidas fueron de 62 altas y 31 bajas en 2023, llegando a los 1.239 en total. Entre las incorporaciones, presente en la asamblea, el exedil Rubén Pérez Carcedo. También se pudo ver a buena parte de los concejales del grupo municipal y a la viceconsejera de Turismo, Lara Martínez, entre otros. «Nuestro proyecto se refrenda con que somos de las pocas agrupaciones que consigue seguir creciendo», afirmó el secretario general del PSOE gijonés, Monchu García.
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El líder socialista, en un encuentro previo con la prensa, fijó varios objetivos en el horizonte. El más novedoso es la intención de recuperar los grupos de trabajo por distrito. «Se trata de reconectar con la ciudad y aumentar la presencia en los ámbitos sociales», explicó. También puso deberes al grupo municipal. Sobre si su tarea es «mejorable», García respondió que «sí, como la mía y la de todos». Y avanzó que uno de los objetivos será «demostrar la falsa imagen de gestión y de amabilidad de Carmen Moriyón». El secretario general de los socialistas gijoneses añadió que «estos meses se resumen en la aquiescencia de la alcaldesa con la bandera de España, que muy grande tendrá que ser la que instalen para tapar la inoperancia del gobierno». Lo contrapuso a «nuestro proyecto, que fue el más apoyado, pero que ha dejado de estar al frente del Ayuntamiento por los acuerdos entre las derechas, incluida la extrema derecha».
Otro de las expectativas de la asamblea era conocer por dónde irían las cosas en las familias sociales que son críticas con la ejecutiva. De las voces más reconocibles (de la más de una veintena de intervenciones) hubo distintas intensidades. Unas de tono más agresivo y bronco sobre cómo se están haciendo las cosas y que lideró la exconcejala Carmen Saras; otro con un tono más conciliador y elegante, del también exedil Alberto Ferrao. Carmen Saras afirmó que la dirección política ha «asumido postulados de derechas» desde el proceso de primarias, al tiempo que calificó como «hueco» su discurso.
Por su parte, Alberto Ferrao reivindicó la lista de 2019, que recuperó el gobierno y que «apostó por una ciudad de futuro». Pidió que se recupere la oposición «verde, de memoria democrática, del mañana, sin seguir a otras izquierdas sino siendo la cabeza de lanza». Al tono conciliador se sumó el director general en el Gobierno regional, José Antonio Garmón, quien sí pidió una mayor defensa de los proyectos de Pedro Sánchez y Adrián Barbón para Gijón. Otros militantes echaron en cara la falta de apoyo local al fallido proyecto del intercambiador del Humedal que se impulsó desde el Principado.
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A pesar de lo dicho, el portavoz municipal, Floro, sí criticó en su informe ante la militancia que Moriyón «se refiriese a ese proyecto como un tendejón» tildándola de «falta de respeto institucional, porque va diciendo una cosa u otra según le convenga».
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