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Poco importó a Álvarez Areces, hace 25 años alcalde de Gijón, que en el Congreso de los Diputados su propio partido político, el PSOE, se ... hubiera desmarcado de la propuesta para construir «un nuevo centro del Instituto Español de Oceanografía en Gijón». El octavo en España. Los socialistas se habían abstenido en el debate, pero Areces lo defendió proponiendo varias posibles ubicaciones. Señalaba el alcalde «que ya recibió una carta de la ministra de Agricultura, Pesca, y Alimentación, Loyola de Palacio» (del gobierno del PP) «en la que pide la cesión de terrenos municipales (unos 2.000 metros cuadrados) y anunció que la respuesta será positiva, pero están en estudio algunos aspectos técnicos para determinar la ubicación idónea».
Parecía difícil, eso sí, «instalar el citado centro oceanográfico en la nueva urbanización de Poniente, porque es una zona que ya está diseñada y prácticamente ocupada. Con las cosas así, el Ayuntamiento se plantea encontrar una parcela adecuada en otra zona de la costa Oeste, pero tampoco descarta el litoral Este como posible ubicación». Habría de estar, en cualquier caso, cerca del mar, «porque necesita captar su agua». Así las cosas, Areces se decantaba, mejor, por la costa Oeste, «que asume mejor los edificios, porque no causan demasiado impacto ambiental».
Y así fue. Tres días después de la primera primicia, valga la redundancia, EL COMERCIO adelantó la segunda: Areces proponía que el Centro Oceanográfico se ubicase «en el solar que hay detrás del edificio de la Empresa Municipal de Aguas (EMA)», y estaba dispuesto ya a hacer llegar su propuesta a Loyola de Palacio. La costa Este quedaba, así, descartada, a decir de la alcaldía a causa del previsible impacto ambiental, que «sería muy grande en esta parte de la ciudad». «En el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 1998», dijimos, «la creación de un Centro Oceanográfico tiene una partida de 38 millones de pesetas», con consignaciones de 50 millones más por año para los dos siguientes. Y, al menos previsiblemente por entonces, el proyecto llevaba ya el nombre de Gijón.
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