Secciones
Servicios
Destacamos
Dionisio Rubiera es uno de los cien usuarios de la residencia Aurora Álvarez. El centro que el ERA tiene en Montevil es su casa desde hace cinco años, pero en los últimos tiempos «el cambio a peor fue muy grande». Su queja es compartida por ... el resto de residentes, por sus familiares y por el personal, que ayer, días después de haber colgado en la fachada una pancarta reivindicativa y de haber enviado sendos escritos a la gerencia del ERA y a la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar, optó por hacer visible su protesta en la calle. Más de medio centenar de personas, entre ellos varios residentes en silla de ruedas, se concentraron ante el centro para reclamar más personal.
Principalmente, técnicos de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE). Ahora son 45, pero este mes concluyen los dos contratos que se realizaron como refuerzo covid. «Nos quitan dos efectivos cuando necesitaríamos más personal. Así no llegamos a prestar la atención de calidad que queremos dar y que los residentes necesitan», expone Lucía Tuya tras apuntar que el perfil que están llegando al centro desde el inicio de la pandemia es el de personas «muy dependientes». «Requieren de más apoyo por nuestra parte, necesitan ayuda para todas las actividades de la vida diaria y con el personal que tenemos ahora no llegamos». Es lo que refleja la pancarta que luce en la fachada: '¿Seis minutos por residente te parece suficiente?'. Rubiera, a punto de cumplir los 72 años, lo corrobora: «El trato es bueno. Hacen todo lo que pueden y más, pero son pocas. Y cada vez tienen menos tiempo para la atención» de los usuarios.
Como en otras residencias del ERA, el déficit de personal también afecta a la plantilla de enfermeras. «Hay en total cinco. Pero por las tardes solo una. Y de noche ninguna», apunta Pilar Suárez. «Esto tiene que cambiar ya. Tienen que cuidar mejor al personal y no lo están haciedo», se lamenta esta TCAE, que añade: «Estamos hartas de trabajar así. Ya no es solo el cansancio físico sino también el mental. Porque acabas con la sensación de que no hiciste bien el trabajo y no puede ser. Ellos no merecen esto».
Ellos, los residentes, se quejan también de un cambio «para mal» en la alimentación. Con menús en los que, según cuentan, «nos quitaron muchas cosas» y la carne, «solo de pollo», apenas se les da dos veces por semana. «Hay días que la comida deja mucho que desear», asegura la hija de una de las residentes. De ahí que «el 29 de octubre presentamos una queja al ERA», expone Dionisio Rubiera, incapaz de contener la emoción, y las lágrimas, al señalar que «los familiares tienen que traernos complementos para nuestra manutención».
La protesta del personal volverá a repetirse el próximo miércoles. Y el siguiente, si no ven atendidas sus reivindicaciones. «Acabaremos en Oviedo, en la Junta o donde haga falta», advierten las trabajadoras de este centro que abrió sus puertas en 2011 y cuenta con 108 plazas. «Estamos peor que nunca», afirman.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.