![Los primeros chicles, en inglés](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202112/08/media/cortadas/69756279--1248x650.jpg)
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Miércoles, 8 de diciembre 2021, 00:37
Fútbol con un toque anglosajón. Ese era el culmen de la modernidad a mediados de los años 40, y en Chicles Tabay, de factura canaria aunque distribuidos desde Barcelona y disponibles en la villa de Jovellanos en el comercio de Evaristo de la Horra (Marqués de Casa Valdés 12) lo sabían. Por eso hace 75 años esta goma de mascar, una de las pioneras en España, se anunciaba en nuestras páginas en inglés: «A good chewing-gum, a good play». Lo que en romano paladino viene a decir «buen chicle, buena jugada». «Inglaterra y Norteamérica», reza el anuncio, «popuarizaron esta frase en las grandes competiciones deportivas. Con las primeras jugadas empieza el nerviosismo, la sensación de sed, la irritación de la garganta y el cansancio. Y no puede haber buena jugada sin un buen chicle que calme la excitación y refresque la boca con agradable sabor».
Así eran los Tabay, que se fabricaron en Las Palmas de Gran Canaria hasta 1948, cuando Chada S. A. compró los derechos de fabricación. Hasta entonces, Tabay contaba en su haber ser la primera marca de chicles registraada en España y, además, utilizar para su fabricación un curioso ingrediente local: la leche de tabaiba. De ahí su nombre. La 'Euphorbia balsamifera', símbolo vegetal de Lanzarote, posee una savia cuyas propiedades ya eran conocidas por los guanches desde tiempos inmemoriales.
No solamente, como reza el viejo anuncio publicado en EL COMERCIO hace tres cuartos de siglo, para refrescarse, sino también para lavarse los dientes o incluso, en una propiedad políticamente incorrecta pero que usará, en la segunda etapa del producto, Chada en sus campañas promocionales, por su condición sedante. La leche de tabaiba también servía como cera natural para depilarse, pero su verdadero desarrollo comercial llegó de la mano de Augusto Hernández, quien en el siglo XX juntó tradición guanche con, ya lo ven, moda anglosajona para fabricar una auténtica 'chewing-gum' de sabores y colores de fantasía. ¡Y así fue como en Gijón comenzamos a mascar chicle!
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