La Policía Local de Gijón desaloja a los okupas de un edificio de la calle Langreo

Salieron con sus pertenencias de la que se había convertido en su casa en los últimos once meses. Fuera les esperaba un amplio operativo policial, abogados, los propietarios del edificio e incluso el lacero municipal, así como los vecinos y los comerciantes que en los últimos meses habían tenido que llamar en varias ocasiones a las fuerzas de seguridad por los problemas derivados de la okupación. «Había gente fija que vivía allí de continúo y otros que entraban y salían, la mayoría no eran problemáticos, pero en verano tuvimos serios problemas con uno de los moradores que era muy agresivo», explicaba un residente del edificio de enfrente.

A esa problemática se añadió la derivada de un perro que tenía uno de los okupas y que hasta en tres ocasiones atacó en la calle a otros animales y a personas. Acabó siendo retirado por la Policía.