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Como presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), el también jefe de servicio en el Hospital Universitario de Cabueñes, Emilio Sánchez (Oviedo, 1967), se ... ha propuesto divulgar qué es la enfermedad renal crónica –una patología con una prevalencia del 15% en la población española y asturiana– y formar a los médicos de Atención Primaria en la detección de posibles casos, porque solo un 20% están diagnosticados. Identificarlos es muy sencillo. Basta un análisis de orina y de sangre. El jueves, con motivo del Día Internacional del Riñón (el 14 de marzo) estará en el Congreso de los Diputados sometiendo a sus señorías a esta simple prueba de detección precoz que «no cuesta ni un euro».
–Toca hablar de prevención. ¿Qué podemos hacer para cuidar la salud de nuestros riñones?
–No hay mejor tratamiento que no tener una enfermedad. En el campo de las enfermedades renales, para prevenirlas es necesario llevar un estilo de vida saludable. Es muy importante una alimentación como la que tenemos en España, la dieta mediterránea. Evitar el sobrepeso y la obesidad, presente en entre un 25 y un 30% de la población española, porque sólo trae problemas desde el punto de vista cardiovascular y renal, problemas osteoarticulares y en la calidad de vida.
–¿Influye el consumo de alcohol?
–Beber pequeñas cantidades de vino, cerveza o sidra no es incompatible con tener una buena salud renal. Lo que no podemos aceptar es el tabaco. Además de cáncer, provoca muchísima enfermedad cardiovascular y renal. El 33% de los españoles fuma a diario. Ahí estamos fallando.
–¿Hay un gran desconocimiento de nuestra salud renal?
–Sí. Nunca se le prestó demasiada atención. Sin embargo, los estudios epidemiológicos dicen que uno de cada siete españoles, el 15%, tiene enfermedad renal crónica. Es muchísimo. En Asturias serían 150.000 personas. En España, siete millones.
–Y de esos afectados, ¿cuántos están diagnosticados?
–El 20% aproximadamente.
–Es poquísimo ¿no?
–Tiene una explicación y es que es una enfermedad silenciosa. Nadie va a su médico de cabecera a decir 'míreme porque creo que tengo enfermedad renal crónica'. Sí que tenemos unos perfiles de pacientes con mayor riesgo: personas de edad avanzada, diabéticos, hipertensos, que hayan tenido enfermedad cardiovascular, que fume o que estén obesos.
–¿No hay ningún síntoma que al paciente le haga sospechar de un posible problema de riñones?
–Solo tienen síntomas la mitad de los pacientes en la última etapa de la enfermedad, ya cuando estás muy cerca de llegar a diálisis. El problema es que los síntomas son inespecíficos: cansancio, apatía, falta de apetito, ganas de vomitar, picores, que a veces se te hinchan un poquito los tobillos... pero esto te lo dan un montón de enfermedades.
–¿Es posible un diagnóstico precoz? ¿Cómo?
–Sí que lo es y además es súper sencillo y barato, solo se necesita una gota de sangre y una gota de orina. Cuesta menos de un euro. Con el análisis de sangre determinamos la creatinina, necesaria para calcular el filtrado glomerular, que nos da una foto de cómo está el paciente hoy. Con la muestra de orina vemos si pierde proteínas. Eso nos da una foto de lo que le va a pasar al paciente en los próximos diez años.
–¿Y yo puedo ir mañana a mi médico de cabecera y pedir esas pruebas para saber cómo están funcionando mis riñones?
–Sí. De hecho, he planteado a la Consejería de Salud que a partir de los 50 años –que es cuando sobre todo empieza a desarrollarse la enfermedad renal crónica, aunque esta puede aparecer en cualquier momento de la vida– envíe una carta a casa animando a la población a ir al centro de salud a hacer este análisis igual que se hacen otro tipo de cribados. Han recibido bien la propuesta.
–¿Y en los centros de salud qué tal lo han recibido?
–Muy bien. Yo estoy volcado en el Área V. He dado ya dos vueltas por todos los centros de salud explicándoles cómo se hace el diagnóstico, el perfil de pacientes y cuáles son los tratamientos que tenemos que impulsar. La idea es que sea Primaria quien se ocupe de la labor asistencial en las etapas iniciales y medias de la enfermedad y los servicios de Nefrología a las etapas más avanzadas.
–Y en cuanto al tratamiento ¿qué novedades y avances ha habido?
–Estamos en el mejor momento de la Nefrología. Durante los últimos veinte o treinta años solo teníamos un grupo farmacológico. Estábamos muy limitados. Pero en los dos últimos años han parecido otros tres grupos farmacológicos que nos van a ayudar muchísimo al enlentecer la progresión renal crónica. Esto va a hacer que muchos de los pacientes que teníamos pensado que iban a llegar a diálisis no lleguen. Es un gran avance.
–¿Qué porcentaje de pacientes acaba en diálisis?
–El porcentaje es pequeño. Es el 0,15% de la población española. Pero consumen aproximadamente el 4% de los recursos sanitarios del país. Es una desproporción importante.
–¿En qué ha centrado sus esfuerzos como presidente de la Sociedad Española de Nefrología?
–En cuatro estrategias. Primero, la visibilidad de la enfermedad renal crónica en la población general yen la Atención Primaria. En segundo lugar, la diálisis domiciliaria. En tercer lugar, el fomento del trasplante renal, sobre todo el de donante vivo. Y en cuarto lugar, en el cambio climático.
–¿El cambio climático?
–Sí, porque la Nefrología es la especialidad médica que más influye en el cambio climático. Cada sesión de diálisis hospitalaria consume unos 250 litros de agua que, multiplicados por 150 sesiones anuales, supone un gasto de 37.500 litros de agua por paciente al año. Además se consume mucha electricidad, se generan muchos residuos y se emiten gases de efecto invernadero sobre todo por el desplazamiento de los pacientes al hospital. Es importante por eso mejorar el diagnóstico de la enfermedad renal crónica y en el caso de necesitar diálisis hacer una técnica de diálisis domiciliaria, que consume menos agua.
–¿Cuántos pacientes se dializan en los hospitales del Área V?
–Unos 50 en Cabueñes, 80 en Cruz Roja y 90 en Jove, de los que la mitad son de otras áreas.
–Usted es un gran defensor la diálisis domiciliaria.
–Sí, porque estas técnicas aportan innumerables ventajas clínicas, mejor calidad de vida y mayor supervivencia y además son más costo-eficientes.
–¿Cuál es la situación actual?
–El 80% de los pacientes se somete a diálisis en el hospital y el 20%, en casa, bien sea diálisis peritoneal o hemodiálisis domiciliaria. La intención es que en 2030 la que se hace en casa suba hasta el 30%.
–En Asturias solo hay unidad de diálisis peritoneal en el HUCA. ¿Cuántos pacientes del Área V llevan en Oviedo y cuántos podría haber de existir una unidad en Cabueñes?
–Hay unas 25 personas. Y calculamos que podríamos doblar ese número con una unidad en Cabueñes.
–¿Y cuántos hay haciendo hemodiálisis domiciliaria?
–Solo tres porque es una técnica un poco más complicada.
–¿Para cuándo la unidad de diálisis peritoneal en el Área V? Llevan años esperando...
–Hemos tenido mala suerte. Primero nos pilló la pandemia y luego nos faltaba personal para su desarrollo. He visto al Sespa convencido. Falta dar el último empujón, que creo que sí que se va a dar.
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