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O. ESTEBAN
GIJÓN.
Lunes, 2 de marzo 2020, 01:50
«Huele a cuchu». Anuncia una niña en voz alta lo que es evidente. Alguien está cuchando en una soleada mañana de febrero en Pinzales. Es lo normal. Como lo es que no se oiga nada, que apenas pasen coches, que los niños saquen al patio el material de Educación Física. Que otro grupo acabe de dejar los zapatos llenos de barro en una caja y se los hayan cambiado por las zapatillas para estar en clase. Hoy no ha hecho falta trabajar en la huerta. Las zanahorias, coliflores y espinacas crecen a su ritmo. La compostadora funciona a pleno rendimiento. Los observatorios de insectos esperan 'huéspedes'. Los pequeños empiezan la asamblea. Dos de ellos, cogidos de la mano, se dirigen a la mesa de resolución de conflictos. Han tenido un problema y lo quieren solucionar solos. Arriba, Omar explica a los mayores que van a estrenar la maleta viajera, con libros sobre educación emocional y coeducación para ellos y sus familias. La va a estrenar Eloy, que la devolverá la próxima semana.
Todo es lo normal para los 37 alumnos del colegio público de Pinzales, la 'Escuelina', una escuela unitaria y la única rural del concejo de Gijón.
En 2007 estuvo a punto de cerrar. Solo había cuatro alumnos. Lejos quedan aquellos tiempos. Tanto, que ahora a los niños del pueblo se suman muchos de la zona urbana de Gijón e incluso de otros concejos. Esta misma semana, una familia de Siero se ha interesado por conocer el centro. La clase única que había hace años se ha convertido en tres: una para Infantil, otra para los primeros cursos de Primaria y una tercera para los mayores. Habrá plazas en Infantil para el próximo curso. En unos años han pasado de salir a buscar a los niños a tener que rechazar solicitudes. Y eso que no dispone de transporte escolar ni comedor. Es el éxito de una escuelina que ya no lo es tanto, que ha hecho de su ubicación y características todo un mundo de posibilidades.
Verónica Cobián es su directora. «A las familias les gusta nuestra forma de trabajar, nuestros métodos y nuestro proyecto educativo, que está muy consolidado ». Su trabajo por proyectos. Su decisión de eliminar todos los libros de texto en Infantil y algunos en Primaria. Su apuesta por la educación emocional. Su implicación con el medio ambiente, la correcta alimentación y el ejercicio físico. La colaboración con las familias. Los viernes sin plástico y las patrullas de reciclaje. La relación con el centro de mayores. Sus dinámicas de patios inclusivos, con dos días a la semana sin fútbol ni baloncesto. Pero aún hay dos retos: lograr el sello de Vida Saludable del Ministerio de Educación y que el Ayuntamiento cubra el patio.
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