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AIDA COLLADO
GIJÓN.
Jueves, 28 de marzo 2019, 01:34
Los pingüinos del Acuario no son una leyenda urbana. Miles de gijoneses les han visto sumergirse como balas en el agua de su recinto. Un espacio que abandonarán de forma definitiva mañana, rumbo a Alemania, en busca de una vida mejor. Las instalaciones gijonesas, hoy ... por hoy, no pueden garantizar su bienestar, así que los responsables de Rain Forest, la empresa concesionaria para al menos los próximos quince años, han tirado de su agenda de contactos para encontrarles un nuevo hogar. Será en el acuario germano de Wilhelmshaven, donde les espera una numerosa colonia con individuos suficientes para socializar, tal y como requiere su especie. Aquí no disponen ni de las infraestructuras ni de los compañeros de batallas suficientes para vivir en paz.
«De las primeras cosas que vimos fue que los pingüinos, aquí, no estaban en una buena situación a pesar de los muchos y buenos cuidados del equipo y Rain Forest prima el bienestar animal sobre cualquier otro criterio», explica el director del Acuario, Alejandro Beneit. Así que los dos machos y la hembra hasta ahora playos cambiarán la tierra de la sidra por la de la cerveza, sin billete de vuelta. «Estos no volverán», despeja la duda el director. Sí lo harán otros muchos cuando la compañía cumpla con lo recogido en los pliegos de adjudicación, en los que se comprometía como obra estrella a la construcción de un gran pingüinario que se situará en la dársena exterior del recinto. «Será el broche final a la serie de actuaciones que estamos acometiendo. Estará funcionando en 2023», recuerda Beneit. El diseño está pensado para dar cabida a unos cien pingüinos. Se trata de «una obra de ingeniería importante, de la que probablemente no haya una referencia parecida en todo el mundo». Por el momento, los técnicos están evaluando con qué especies podrían convivir los ejemplares que se traigan al nuevo recinto gijonés, «donde primará su bienestar, se recreará su hábitat con gran fidelidad» y podrá dar cabida a «colonias completas». El objetivo es que los visitantes, en el futuro, puedan descubrir escenas de naturaleza salvaje, tal y como las contemplarían en los lugares de origen de estas especies. Es decir, que les vean comer, jugar, nadar, reproducirse e interactuar con otros individuos.
El pingüinario será la última de las dieciséis intervenciones que acometerá Rain Forest en cinco años. Han comenzado por las obras referentes a la estructura del edificio, para solucionar, por ejemplo, los problemas de goteras.
Antes del verano, se inaugurará el restaurante con cocina a la vista, de la que llevará las riendas la chef Lara Rodríguez, en la planta superior. Y en la planta inferior ya comienza a tomar forma la cafetería. También el inicio del recorrido del acuario, el correspondiente al Río Cantábrico, cambiará sustancialmente. Estará listo en 2020.
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