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Más que hacer uso del derecho a la última palabra, lo que hizo Felipe A. R., acusado del 'crimen de la inmobiliaria en Gijón', fue volver a relatar qué le llevó a matar a Francisco Javier Rodríguez Tobajas en septiembre de 2023 y a pedir perdón a la familia, «sobre todo a la hija que tuvo que presenciar la escena». «Lo que hice fue injustificable y tampoco pido que me entiendan, solo puede llegar a entenderlo una persona que haya pasado por lo mismo que yo. Se me perdió la razón y no podía salir del agujero, han sido muchísimos años de sufrimiento», dijo ante los miembros del jurado popular, en la sala de vistas de la Sección Octava de la Audiencia Provincial durante la última sesión del juicio antes de que mañana el tribunal popular emita el veredicto sobre su culpabilidad y sobre la posible existencia de las atenuantes de obcecación, reparación del daño y confesión, en lo que centra su defensa su abogada una vez que el procesado admitió la autoría del asesinato.
«No quiero dar pena, odio dar pena, pero quiero pedir perdón, algo cuyo significado aprendí en terapia dentro de la cárcel y pedir a su hija que no viva con el rencor con el que yo viví durante años y que hizo que mi vida fuese completamente oscura», concluyó el procesado durante una intervención con aparente tranquilidad, como ya hiciese durante el primer día del juicio oral cuando fue interrogado ante el tribunal.
Además del turno de la última palabra, declararon también hoy las forenses que realizaron la autopsia a Francisco Javier Rodríguez Tobajas y que evaluaron el estado mental del acusado. «No presenta ninguna alteración psíquica, sus facultades no estaban afectadas de modo alguno», señalaron en una breve intervención.
Durante la lectura de sus conclusiones, tanto la fiscalía como los abogados de la acusación particular y la defensa mantuvieron sus posturas iniciales. Para la fiscal los hechos son constitutivos de un delito de asesinato y solicita 18 años de cárcel. En una contundente intervención, la representante del ministerio fiscal, explicó a los miembros del jurado popular que «aunque Felipe no aparente ser el típico asesino y tenga una imagen de persona tranquila, está una persona que durante años planeó matar a otra persona y lo hizo sin que la víctima se pudiera defender». «La maldad existe en estado puro, sin más, sin tener que tener una patología mental, y es algo que los que nos dedicamos a esta profesión hemos visto muchas veces, el mal».
El abogado de la acusación particular, Eloy Fernández Smith, eleva la petición de la condena hasta los 20 años de prisión por el delito de asesinato y considera que no existen las circunstancias atenuantes, ya que «ni se entregó (fue que los policías lo localizaron cuando huía del lugar del crimen), ni tenía una obcecación y tampoco se da la reparación del daño ya que el único dinero que ha consignado son 250 euros para los 900.000 euros que solicitamos de responsabilidad civil». «Y con todos los respetos a mi compañera, tiene una abogada particular que paga, así que algo más de dinero tendrá», atajó.
La defensa, ejercida por la letrada María Escanciano, pide al jurado popular que tenga en cuenta esas atenuantes y apunta que su cliente mató a Francisco Javier Rodríguez Tobajas «por la situación que le provocó al no poder hacer frente al préstamo: perdió su casa y perdió a su mujer».
Mañana el jurado popular se reunirá a primera hora para deliberar y se espera que emita un veredicto en las primeras horas de la tarde.
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