EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Viernes, 12 de marzo 2021, 00:38
26 kilómetros separan la puerta principal del Grupo y el embalse de Trasona, la alternativa al anillo navegable a la que la sección de piragüismo se ha visto abocada desde su cierre. «Perdemos más de una hora diaria», expone su responsable, Almudena Ávila. «La ... furgoneta del club recoge a los palistas cerca de sus domicilios en Gijón , tarda 25 minutos en llegar y otros tantos en volver, a lo que hay que sumar el tiempo para cambiarse de ropa y demás».
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Eso, cuando las condiciones meteorológicas lo permiten. Ayer, sin ir más lejos, los más pequeños de la sección no pudieron entrenar, ya que no tienen fuerza suficiente para afrontar el viento que a veces se levanta en la zona. «Tenemos aquí una instalación protegida y en condiciones óptimas, pero nos vemos obligados a ir a salto de mata», lamenta Ávila. Durante el invierno suman otro enemigo, el anochecer, que pone contra las cuerdas incluso a los palistas de mayor edad que quieran conciliar el deporte con sus responsabilidades laborales. Lo resume Pablo García: «Es ponerte la luz frontal y a rezar».
Una de las consecuencias inmediatas es una caída del 25% de las licencias. El hijo de 13 años de Cristina Olaguibe es uno de los que resisten: «Queremos que nuestros hijos sigan haciendo deporte e intentamos que mantengan las ganas aunque cueste más compaginarlo con los estudios», defiende ella, para quien «sería una pena que por una decisión caprichosa abandonasen esa afición». Asegura que los responsables municipales «no están midiendo las repercusiones que la decisión de cerrar el anillo tiene sobre la salud de los chavales» y les reprocha que «no ven otros valores que aporta el anillo a la ciudad desde el punto de vista deportivo, de ocio e incluso económico».
Los usuarios creen que «se han obcecado» en cerrar el anillo, «buscando informes que avalen la decisión» sin tener en cuenta «soluciones más simples e intermedias». Álvaro Gallinal es entrenador de la sección desde 2009 y piragüista en el Grupo desde el 82. Recuerda el día de la inauguración de la instalación y confiesa: «Me da rabia que el mismo Ayuntamiento que la creó sea ahora quien quiera desmantelarla. Los culpables no somos los piragüistas ni las compuertas, sino la falta de mantenimiento durante tantos años». Si lo que quieren es un río limpio, defiende, «deberían empezar por sanearlo y atacar todo lo que lo contamina, porque con quitar las compuertas no se va a solucionar».
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Un extremo en el que coincide Alberto Estrada, presidente de otro club afectado, el Kayak Gijón, que «prácticamente está deshecho» como consecuencia del cierre. También comparte este punto de vista Juan Ignacio Pulgar. Palista veterano, desde diciembre de 2019 se pregunta lo mismo que prácticamente todos sus compañeros piragüistas: «¿Por qué no buscar fórmulas para evitar dejarnos sin anillo?».
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