EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Sábado, 25 de julio 2020, 01:07
Se pidió unos días para descansar de un año difícil y, en plenas vacaciones, el director del centro Oceanográfico de Gijón, el biólogo Javier Cristobo (Ares, Galicia, 1963) recibió con sorpresa e indignación una carta del Ministro de Ciencia en la que Pedro Duque anunciaba ... sus planes de integrar el Instituto Español de Oceanografía en el CSIC.
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-Ha tenido más tiempo para reposar la noticia, ¿sigue rechazando de plano la opción?
-Sí, realmente en el caso del IEO ha sido una decisión unilateral del ministerio, sin tener en cuenta a los trabajadores ni a los dirigentes de la institución. Hasta que recibimos la carta del ministro nadie nos había comunicado oficialmente que esto se estaba preparando y es evidente que estas cosas no se plantean de un día para otro.
-¿Qué consecuencias cree que traerá para el organismo?
-El IEO es un organismo público de investigación con autonomía e independencia que entre otras muchas funciones asesora en materia de pesca y defiende con rigor científico a los pescadores a nivel nacional e internacional. No se va a hacer de igual manera no siendo un organismo autónomo que ha perdido su identidad y prestigio ganado en 106 años de historia.
-¿Qué opinan sus homólogos de otros centros territoriales?
-Hay unanimidad en este sentido. Las direcciones de los nueve centros oceanográficos no están de acuerdo con la decisión tomada ni con las formas.
-¿Tomarán alguna medida para mostrar su rechazo?
-Alguno ya hemos mostrado nuestro desacuerdo al nuevo director del IEO, pero esto parece una política de hechos consumados en la que no nos han dejado capacidad de respuesta ni opinión. Tampoco el director que acaba de llegar, pese a que nos consta que viene con ganas de ayudar, ha tenido posibilidad de participación pues esto evidentemente ya se lleva preparando hace meses.
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-¿Qué es lo que realmente necesitan para salir adelante?
-Tenemos un problema de gestión económica muy importante. Tenemos un presupuesto anual de algo más de 60 millones de euros y un remanente de 87 millones de euros fruto del trabajo y del éxito del personal investigador en proyectos competitivos del plan nacional o convocatorias europeas. Ese dinero no nos lo dejan utilizar. Se necesitarían mecanismos a nivel de Consejo de Ministros para que estuviese disponible. No estamos pidiendo que se nos rescate con 150 millones de euros, como le pasó al CSIC en 2012, sino que se nos permita utilizar lo que hemos conseguido.
-¿Algo más?
-Necesitaríamos reforzar las estructuras de gestión y administración de los servicios centrales en Madrid y también más personal en los centros. La experiencia, asesoramiento y agilidad del CSIC sería una ayuda más que bienvenida.
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-¿En qué situación se encuentra actualmente el IEO gijonés?
-Las cajas fijas de los centros, también la del nuestro, llevan cerradas desde hace más de ocho meses. Se necesita tenerlas abiertas y dotarlas del dinero necesario. Es importante que los proyectos puedan disponer de su dinero para ejecutarse y esto no está sucediendo; no se pueden comprar los suministros y material necesarios.
-Los 4,5 millones transferidos por Ciencia no son suficientes para reflotar el organismo. ¿Cuánto hace falta? ¿Y en Gijón?
-Los 4,5 millones prometidos aún no los hemos visto. Supondrían un alivio momentáneo, pero no una solución. Servirían para paliar algunas situaciones y pagar algunas deudas. En Gijón necesitaríamos al menos 150.000 euros para terminar el año.
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-¿Hay algún proyecto en riesgo por falta de liquidez?
-Sí, hay varios que están con dificultades serias para cumplir los objetivos propuestos ya que todos tienen un plazo de ejecución (alguno acaba este año) y no han podido conseguir equipos, reactivos o material de diversa índole. Por citar algunos ejemplos: Landerpick, que desarrolla un sistema remoto de largado y recogida de observatorios multiparamétricos submarinos, no ha podido comprar todo lo que necesitaba. Algadiet, para el desarrollo y optimización de nuevos piensos funcionales, necesitaba contratar asistencias técnicas que no ha podido hacer y SponGES, un proyecto europeo del Horizonte 2020, tiene pendiente la compra de material, equipos y pago de publicaciones científicas.
-Se exponen a tener que devolver algunas ayudas a la UE. ¿Qué supone para la investigación?
-Un varapalo importante por no poder tener los medios necesarios, teniendo en cuenta lo que cuesta conseguir fondos de convocatorias competitivas; un desprestigio para el investigador que no ha conseguido los resultados y objetivos propuestos y una sensación de fracaso por tener que devolver dinero al organismo financiador, dinero que se necesita como agua de mayo.
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-¿Cómo han cambiado las cosas desde que es director?
-En 2009 las cosas eran más sencillas, había dinero para viajes, material, equipos y mayor agilidad para cualquier trámite. Poco a poco el sistema se ha ido burocratizando y el centro se ha descapitalizado de recursos humanos, que son lo más importante en un centro como el nuestro.
-¿Imaginó que se enfrentaría a una situación así?
-Creo que nadie, ni los más pesimistas, se imaginaba llegar a esta situación ni que un día el CSIC nos iba a absorber.
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