Patricia García Zapico

Patricia García Zapico lleva consigo una mochila invisible repleta de un optimismo y una alegría que rompe las costuras y lo invade todo, pero principalmente, su rostro, que parece modelado por la voluntad de hacer de la existencia una aventura de aprendizaje entusiasta, y así lo cuenta su biografía en la que se amontonan las actividades, los descubrimientos: su año en los Estados Unidos, su decisión de estudiar Formación Profesional porque esas manos están necesitando siempre articular, crear, convertir cualquier material en otra cosa, y su cesión a los requerimientos familiares de al menos hacer la Selectividad, con notaza, por cierto y, ya puestos, a hacer ingeniería, consciente de que las manos generosas y trabajadoras de su madre estaban siempre ahí. También hablan de su extraordinaria capacidad para descubrir las mil maneras de hacer del tiempo un persistente pacto con el conocimiento, los ojos que siempre están alerta, que atraviesan cualquier velo que pudiera entorpecer la búsqueda de lo esencial en las personas con las que habla, en los proyectos que aborda. Siempre ha trabajado en la formación, en la investigación de todo aquello que tiene que ver con la innovación y que al final persigue hacer las cosas más fáciles y mejor. Eso la ha llevado desarrollar estrategias y herramientas para facilitar los procesos, a formar, a asesorar, y a aplicar todo ese caudal técnico en empresas, en instituciones, y hasta en el Ejército. Durante años trabajó en el Club Asturiano de la Innovación y desde hace ya algún tiempo es Directora General de Innovación y Promoción en el Ayuntamiento de Gijón, lo que la lleva a coordinar la estrategia de crecimiento inteligente y sostenible municipal y a impulsar la transformación y la innovación.

Incapaz de estar quieta, organizada y hábil lectora de los mapas que cartografían el futuro, lo mismo capitanea el equipo de Golf femenino que ganó el campeonato de España y llegó a Eslovenia, que accede a la Presidencia del Club Rotario de Gijón. O que forma equipo con sus dos hijos mellizos de casi 21 años y su marido para cualquier aventura, que sigue iluminando a quienes la conocen con el poder inspirador de su palabra, con la alegría insoslayable, con ese cerebro que está siempre generando ideas que serán realidades, con las manos que nunca descansan, con la sonrisa de quien ha conseguido acceder al secreto de la existencia, el del continuo aprendizaje, el de la búsqueda perseverante de hacer siempre las cosas bien, con la decisión y firmeza que las generaciones de mineros que la han forjado, dejaron en su voluntad de niña incansable e insobornablemente optimista.