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Liliana Lanchas, disfrazada de zombi, en el portal de El Natahoyo adornado como un pasaje del terror. Juan Carlos Román
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Un paseo del terror metido en un portal de Gijón

Dos vecinas de El Natahoyo llevan al extremo su pasión por Halloween y convierten la entrada al número 6 de la calle Lepanto en un decorado de película de miedo

Marcos Moro

Gijón

Miércoles, 30 de octubre 2024, 17:32

Un auténtico pasaje del terror metido en el portal del edificio no apto para asustadizos. Eso es lo que se encuentran los vecinos del número 6 de la calle Lepanto, en la zona oeste de Gijón, cada vez que abren la puerta para subir a sus hogares. Dos vecinas de este bloque de 11 pisos de El Natahoyo, Liliana Lanchas y María Tuya, han llevado al extremo su pasión por Halloween y cada año buscan la forma de superarse con efectos sonoros, visuales y toda la ambientación siniestra que se les ocurre para convertir las zonas comunes del edificio en un decorado de película de miedo.

José Luis Verdejo, al frente de la copistería Atalía y marido de María, explica que todo empezó a hace unos ocho años con «un pique sano» entre ambas mujeres que son vecinas de la tercera planta que «ha ido in crescendo». «Empezaron con las puertas de cada vivienda, después pasaron al rellano, luego llenaron de telarañas el ascensor hasta que esto también les pareció poco y ya decoraron todo el portal como si fuera la entrada al averno», detalla Verdejo, que es uno de los comerciantes de El Natahoyo que agotó el martes por la tarde todas las existencias de caramelos con la avalancha de casi 500 niños disfrazados de los colegios Atalía y Santa Olaya pidiendo 'Truco o Trato'.

De toda la parafernalia de Halloween que recibe a los vecinos de la calle Lepanto había una broma que se llevaba la palma. Se trataba de una muñeca diabolica escondida estratégicamente detrás de la puerta que se activa con las voces de la gente y el susto para los no avisados está garantizado porque se le encienden los ojos de color rojo infernal, se mueve con sus manos de garfio y pega alaridos. Este año Liliana, que trabaja en la copistería del marido de su vecina y va disfrazada de zombi apocalíptica, se la llevó consigo como gran atracción al negocio de la calle Ramón Menéndez Pidal.

«Aun no se celebró la noche de Halloween y ya están mirando cosas para ampliar las colección de decoración bizarra para el próximo año. Ahora además del portal quieren unir esfuerzos para convertirme la copistería en un túnel del terror», explica el comerciante, que asegura que por el boca a boca cada año se acerca más gente del barrio, sobre todo gente joven, a conocer el portal del miedo de El Natahoyo. «Tenemos conocimiento de que otro portal, que es cuatro o cinco veces el nuestro, también ha hecho algo parecido en La Calzada por la zona de la calle Central», apunta Verdejo.

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